Silvia
Fecha: 12/12/2022,
Categorías:
Hetero
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... pelaba los gambones. Ella ya solo llevaba el minúsculo tanga con el que yo había ido al supermercado y que le había entregado empapado tras nuestro beso en mi habitación. Notaba su mirada clavada en mi espalda, mi culo y mis piernas. Pasó por mi lado para coger la mayonesa de la nevera y me besó y abrazó la espalda, me tocó uno de los pechos, apretándolo suavemente con su mano izquierda.
-S. Acabo de ver tu silla y la has humedecido.
Yo no dije nada, ya no podía más, el calentón que tenía superaba ya todo lo imaginable. Si al final no pasaba nada más entre nosotras, necesitaría un ejército de geishas para apagar el fuego que me quemaba y me hacía estremecer.
En ese momento me di cuenta que Silvia se subía a la mesa, la vi por el rabillo del ojo y me quedé paralizada. Me di cuenta de que mi hija estaba decidida a que su madre se quitase ese capricho de señora rica y aburrida, que era lo que en ese momento me parecía todo aquello. Me temblaban las piernas, me pregunté por qué demonios había empezado yo todo aquel juego, si ahora, me moría de miedo y era mi hija la que parecía lanzada y podía hacerle más daño rechazándola que consumando el incesto.
Oí su voz reclamando que me diese la vuelta. Estaba sentada sobre la mesa, ya sin tanga, completamente desnuda, con las piernas abiertas, un brazo extendido sujetaba el peso de su cuerpo y con la otra mano jugaba con uno de los gambones en la entrada de su coño, el silencio en mi cocina solo lo rompía el ruido del viento. ...
... Silvia se metió fácilmente el langostino pelado dentro de su vagina y lo sacó embadurnado en sus jugos, lo olió con deleite y se aseguró girándolo de que su coño lo había dejado suficientemente cremoso. Extendió su mano hacia mí nariz y yo respiré profundamente. Mi cerebro separó al momento el olor del crustáceo del aroma del tesoro de mi hija. Luego lo puso sobre mis labios, yo abrí la boca y empecé a masticarlo.
Mi amante lo tenía todo previsto, se metió en la entrada del coño la boquilla del bote de mayonesa y se rellenó la vagina con la salsa.
-S. Siéntate Mami, que vas a saborear el plato más especial de tu vida. Dame a mí el primero.
-M. Tengo miedo de hacerte daño.
-S. Que va... ponte cómoda y métemelo hasta que salga llenito de mayonesa. Ves que fácil, estoy tan caliente que me cabría una langosta. Perfecto, métemelo en la boca y prepárate uno para ti.
-M. Cada vez que coma langostinos o gambas el resto de mi vida me acordaré de esto.
Nos comimos todo el marisco, hubo que meter más mayonesa en el coñito de mi Silvia y...
-S. Bueno, mama, ahora hay que lamer el plato y dejarlo limpio.
No hizo falta que me lo repitiese, me temblaba todo el cuerpo, pero empecé a limpiar con mi lengua sus ingles y en unos segundos me lancé a por el chocho de mi hija. Lo lamí bien para quitar los restos de mayonesa, Silvia se estremeció de placer, metí mi lengua hacia adentro y sorbí la poca salsa que había sobrado. Enseguida el sabor a mayonesa desapareció y note ...