Silvia
Fecha: 12/12/2022,
Categorías:
Hetero
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... pienso, me encantaba ponerme tu ropa y con una camiseta de tirantes rosa, que tenías, se me ponían los pezones como piedras cuando me la ponía sin lavar y aún tenía tu olor. Además, me encantaba ponerte crema, esperaba ese momento toda la mañana. Yo creía que era orgullo de ser tu hija y tú mi madre. Hasta recuerdo que me masturbaba todas las tardes en el baño aquel del piso de arriba por el que casi entraban las ramas de aquel limonero. Creo que fue de las ultimas veces que realmente disfruté mi cuerpo, el olor aquel de las hojas del árbol mezclado con el cloro de la piscina en mi piel y el calor me gustaban mucho, solía desnudarme y solo con estar allí un rato de pie me quedaba a punto para tocarme y correrme en cinco minutos.
-M. Caramba hija, que piquito tienes. Sabes cómo decir las cosas.
-S. Me apetece otra vez, pero aquí se está tan bien. Mami, tu no sientes como una voz en tu cerebro te dice: que putas sois, que putas sois....
Nos reímos a carcajada limpia con la ayuda de los viticultores de Málaga.
-M. ¿Y, siempre te corres a base de clítoris?
-S. Es que, con el tiempo de que dispongo... Yo nunca lo he conseguido de otra manera. ¿Tu sí?
-M. En lo del tiempo tienes razón. Pero, aun así, las mujeres tenemos mucha suerte.
-S. ¿Suerte?
-M. ¿Nunca te has corrido metiéndote algo por el culo?
-S. Alguna vez me he metido un dedo o un lápiz y me gusta, pero luego continuo por delante.
-M. Yo también, pero cuando llego al orgasmo solo por detrás ...
... me encanta. Ponte un poco de lado.
Silvia se acurrucó de medio lado en el sofá, casi dándome la espalda, con las piernas juntas pero poniendo a mi disposición su abundante trasero, blanco como la leche.
-M. ¡Qué maravilla! No tienes ni un granito, ni estrías, ni celulitis ni nada. Es como un lienzo en blanco.
-S. Mójate bien el dedo con saliva porfa.
-M. No te preocupes, lo más importante es masajearlo por fuera un buen rato, antes de nada. Pero si no hace falta saliva, lo tienes lleno de jugo de tu tesoro que se resbala.
-S. Me encantó antes cuando le di unas lamidas al tuyo.
-M. La primera vez que una lengua se pasa por ahí
-S. ¡No! No me lo creo.
-M. Créetelo.
-S. Papa, nunca...
-M. Tampoco se lo pedí. Venga, concéntrate, a ver si conseguimos un buen orgasmo.
Corrí desnuda a por una manta y en menos de un minuto volvíamos a estar en la misma posición, pero tapadas, me acomodé a su espalda, donde podía besar su nuca y encondí varios consoladores de cristal detrás de mí.
-S. Joder mamá, pocas pajas se habrán hecho con un panorama como este. Ahora se puede ver mucho más lejos.
-M. Apenas nieva ahora. Que pasada, está todo blanco.
Volví a la carga y me concentré en que mi hija aprendiese a disfrutar de su cuerpo. Al final fue ella la que me rogó que le metiese el dedo de una vez. Me excitó tanto, todo era nuevo para mí, experimentar con el cuerpo de otra mujer era algo con lo que había soñado toda mi vida. Hubiese sido más fácil hacerlo ...