1. Silvia


    Fecha: 12/12/2022, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... con una desconocida, pero no tan excitante como con Silvia.
    
    -S. Joder mamá, me encanta. No es como si me metiese yo mi dedo. Ahora comprendo porque llevas las uñas siempre cortitas.
    
    -M. Relájate y disfruta.
    
    -S. Mamá.
    
    -M. ¿Qué?
    
    -S. ¿Crees que llegaré a correrme así, solo con un dedo?
    
    -M. Tengo un juguete preparado aquí para cuando llegue el momento.
    
    -S. Ya estoy, lo quiero ya...
    
    -M. De eso nada, ya te diré yo cuando estás. Además, yo también tengo que disfrutar, me encanta jugar con mi dedo en tu ojete.
    
    -S. Joder mamá que zorra eres.
    
    Me excitaba tanto cuando mi Silvia, que había recibido una educación profundamente religiosa, siempre supervisada por sus abuelos paternos, olvidaba todos esos modales y me soltaba un "zorra" o un “puta". Era como una victoria sobre ellos que se habían dedicado casi veinte años a amargarme la vida.
    
    Respondí al insulto cambiando el dedo pulgar por el medio y clavándoselo hasta el fondo. Su ano estaba tan bien lubricado que comencé a masajear las paredes del recto con la yema del dedo, al hacerlo movía también su vagina, que hacía un ruido muy excitante al estar completamente rellena de jugo, era como chapotear en el agua. A Silvia se le puso esa voz que tanto me gusta. Hablando muy bajito y suspirando e hiperventilándose. En aquel momento creí que exageraba, pero ahora sé que no, es algo natural en ella.
    
    -S. Joder, lo haces tan bien que me das placer en el culo y el coño al mismo tiempo. Mami, ¿por qué no me ...
    ... das conversación como a papá?
    
    -M. De momento voy a meterte el juguete. Es de cristal y lleva un rato en mi chocho para que esté calentito.
    
    -S. Entonces métemelo antes en mi boca para saborearlo.
    
    Me encanta ese juego de consoladores de vidrio, son tan pesados y tan lisos que solo con tenerlos en la mano me excitan. Se lo introduje con cuidado, pero no hacía falta.
    
    -S. ¡Ostia mamá! Que gusto. Mételo todo sin miedo.
    
    -M. Lo tienes todo dentro ya.
    
    -S. ¡Joder que gusto! Lo que me he estado perdiendo. Háblame porfa como haces con papá.
    
    -M. ¿De qué te apetece?
    
    -S. De la tía. Cuéntame lo que sea, que ahora a mí también me excita.
    
    -M. ¿Y eso?
    
    -S. Yo que sé. Pues si me gustas tú no es tan raro que me guste ella. Pero no me engañes, cuéntame solo cosas que realmente han ocurrido o fantasías que tengas realmente. Yo no soy papá, no me engañes por favor.
    
    -M. Te juro que no.
    
    Cada vez que el consolador salía y regresaba a su culo estaba más claro que podría haber escogido uno algo más grueso, pero decidí continuar con aquel hasta que ella me pidiese cambiarlo.
    
    -M. Vale, voy a contarte como empezó todo. La primera vez que empecé a hablarle a tu padre de otras chicas fue ya con tu tía, pero fue fruto de la casualidad. Tú eras aún pequeña, pero vivíamos ya en el chalet. Tu tía nos visitaba muy de cuando en cuando, ya estaba de novia con tu tío. Tu padre solía llegar a casa a eso de las tres y luego trabajaba toda la tarde en su despacho. Como tú dormías la ...
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