1. Silvia


    Fecha: 12/12/2022, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... favor, para aclararme yo misma. No estoy segura aún de que fuese premeditado o no.
    
    -S. Pero, ¿te habías masturbado pensando en mí o no?
    
    -M. Es que no lo sé. Sabes que soy una mujer, digamos caliente, me gusta el sexo casi a diario, y disfruto mucho de mi propio cuerpo. Y resulta que tú eres mi viva imagen, con dos décadas menos y dos tallas más de pecho.
    
    -S. Quieres decir que a veces, cuando te excitabas con tu propio cuerpo no podías, digamos.... evitar mezclarlo con el mío.
    
    -M. Exacto, gracias, yo no lo habría dicho mejor.
    
    -S. Bueno pues a partir de ahora, este cuerpo es tuyo y el tuyo mío. Te lo juro.
    
    Sellamos la promesa con un largo beso.
    
    -M. De todos modos, tienes que intentar reconducir lo de tu marido. Si seguís así no vais a durar mucho.
    
    -S. Eso no tiene arreglo mamá.
    
    -M. Si de verdad quieres seguir con él tienes que intentarlo.
    
    -S. Ya veremos. Después de gozar como he gozado contigo... Además, ¿no tendrás celos si sabes que me acuesto con él?
    
    -M. ¿Los tendrás tú de papá?
    
    -S. Supongo que no, pero prométeme que no le contarás nada de esto.
    
    -M. Por supuesto que no, no estoy loca.
    
    -S. ¿Y de otras mujeres?
    
    -M. ¿Quieres decir si tú te acostases con otra chica?
    
    -S. Sí, has despertado a la bestia que llevo dentro.
    
    -M. Hija, no hagas como yo, si tienes oportunidad no te quedes con las ganas.
    
    -S. Pero lo dices muy seria.
    
    -M. No lo digo sería, lo digo en serio. Solo me gustaría que me lo contases. ¿Pero tienes alguna ...
    ... candidata?
    
    -S. No, bueno no se... es que cuando salga de aquí el lunes creo que seré otra mujer. Ni yo misma sé cómo reaccionaré. Es que, por ejemplo, a la tía la he visto muchas veces ligera de ropa, incluso en bikini, y en ese momento no me produjo más allá que curiosidad, pero ahora que ha pasado todo esto, recuerdo esos momentos y me pongo muy cachonda.
    
    Decidimos dejar la charla, terminar de una vez con la cocina y nos metimos en cama. Esa noche no hubo dudas sobre qué camisones ponernos, dormimos desnudas. Yo estaba muy excitada y en cuanto nos acostamos comenzamos a besarnos y meternos mano, pero también tenía mucha curiosidad por la conversación que habíamos comenzado en la cocina.
    
    -S. Mamá, te debo una, déjame que te coma el chocho o que te folle el culo como tú a mí.
    
    -M. No seas tonta, no me debes nada. No te bajes aún, te quiero aquí a mi lado. Tócame con la mano si quieres.
    
    -S. Madre mía. Lo tienes empapado. Somos insaciables.
    
    -M. ¿Qué ibas a decir de tu tía?
    
    -S. Pues que tengo curiosidad por saber cómo reaccionaré cuando la vea de nuevo.
    
    -M. Ahora me vas a decir que te pone. Madre mía, ¡qué familia!
    
    -S. Jo mamá, antes me gustó cuando me contaste la anécdota del bikini, y te juro que me excité por ella y por ti, no por papá.
    
    -M. Vale, te creo, pero la has visto cientos de veces.
    
    -S. Ya, pero quiero saber cómo la miraré a partir de ahora. Uf mamá, como tienes este chochazo, tendré que tener cuidado o te vas a correr muy rápido.
    
    -M. ...
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