Soledades compartidas
Fecha: 13/12/2022,
Categorías:
Infidelidad
Autor: SexNonVerba, Fuente: CuentoRelatos
... y mujeres, se habían ido congregando para ver cómo me masturbaba sin lograr la más mínima perspectiva de una erección. Había compañeros de oficina, gente de otras dependencias, personal de mantenimiento, hasta se encontraba entre el público el mismísimo Sr. Ministro, entre otras muchas personas que jamás había visto en mi vida.
Laura me explica que Ana no podía hablar porque alguien se había corrido en su boca y la jovencita no sabía si debía escupir o tragar. "¡Dile que me importa una mierda, pero que se vaya de aquí! ¡Qué se largue ya!". Entonces Laura me toma del brazo y me sacude...
—Voy al baño a arreglarme un poco. Espérame en el auto.
—¿Q-Qué? ¿Cómo...?
La sala estaba a media luz y en la pantalla se veía pasar una lista interminable de nombres desconocidos. La gente pasaba a mi lado buscando la salida. ¡Uf! Me dormí toda la puta película. Laura debe estar furiosa. Espero que no venga con ningún reclamo. Al fin y al cabo ella sabe perfectamente que los viernes llego a casa aniquilado del trabajo de la semana.
Salí del cine y me fui directo al estacionamiento.
LAURA
El espejo del baño me devolvió la imagen de mi propia desilusión. Decenas de mujeres pasaban a mi alrededor sin advertirlo, sólo yo podía verla, podía sentirla. Me enjuagué el maquillaje que manchaba mi rostro y bebí del grifo para quitarme el sabor rancio que todavía invadía mi garganta y mis fosas nasales. Luego me encerré en uno de los privados libres, me senté sobre la tapa del ...
... excusado y busqué mi móvil en la cartera intentando no echarme a llorar.
Cinco minutos más tarde ya estaba en el auto junto a mi esposo.
—Oye, Raúl. Quiero hablar contigo.
—¡No empieces! ¡No he tenido una buena semana y estoy..!
—Sólo quiero decirte que me ha llamado mi madre, que mi padre no se encuentra bien.
—¿Tu Pa…? ¡Oh! Ya veo. ¿Qué le sucede?
—Está con temperatura y mi madre ha llamado al médico. Me pidió si no podría ir a echarle una mano.
—Bueno, pues...
—No estamos lejos. Déjame en lo de mis padres y vete a casa con Luqui. Luego voy por la mañana para preparar el desayuno.
—Como digas.
—Recuerda que tienes que darle los cincuenta pavos a Ana.
ANA
El señor Raúl me dio lata un buen rato. Parecía no cansarse nunca de hablar conmigo hasta que de pronto me cortó abruptamente. Me ofreció de todo. La verdad es que parecía buena gente, pero yo no podía evitar sentirme incómoda hablando con el dueño de casa mientras me encontraba completamente desnuda sobre su propia cama, con el chochito caliente y pensando cual sería mi estrategia para... en fin.
Continué con mi exploración. En el baño, junto a la tina, había un canasto por donde asomaba un calcetín deportivo visiblemente usado. En su interior había un cúmulo de prendas amontonadas. Comencé a revolver con ansiedad: una camisa, una sudadera, dos calcetines de hombre, una blusa de tiras y... allí estaba: un slip de algodón negro, arrugado entre la ropa sucia. Allí encontraría lo que tanto ...