Soledades compartidas
Fecha: 13/12/2022,
Categorías:
Infidelidad
Autor: SexNonVerba, Fuente: CuentoRelatos
... bocas, de nuestras lenguas, de nuestra intimidad. Humedad que ahora volvía a mí como una reminiscencia de mi propio cuerpo, como si mi sexo también pudiese recordar. Solamente una vez, una tarde de verano en el cine, había permitido que Raúl hurgara por debajo de mis bragas. ¡Es que lo deseaba tanto! Permití que me penetrara suavemente con uno de sus dedos, que luego retiró y se llevó a la boca. Me dijo que era el sabor más dulce que había probado jamás.
Este recuerdo me devolvió el ánimo que había perdido durante la cena y pensé que esta vez también sería indulgente si intentaba propasarse conmigo.
La película había comenzado hacía no más de un minuto cuando Raúl se sentó torpemente a mi lado. Parecía agitado. Busqué su mano con la mía y advertí que había puesto mi cartera sobre su regazo. Intenté retirarla para que se sintiera más cómodo pero la retuvo con firmeza. Finalmente me tendió la mano y me aferró con fuerza. Lo miré a los ojos para saber si le pasaba algo, pero él tenía la vista clavada en la pantalla. Luego me tomó por la muñeca y dirigió mi mano hacia la cartera. Interpreté que querría pedirme algo de allí, por lo que empecé a tantear a ciegas. El tacto de mis dedos exploradores con la piel tibia e hinchada de su pene desnudo me sobresaltó. No había metido mi mano dentro de la cartera, sino más bien por debajo. El contacto directo y sin previo aviso con su miembro me resulto violento. Mi primera reacción fue de rechazo. Pero sin darme tiempo a nada él ...
... envolvió literalmente mi mano alrededor de su pene tieso y comenzó a masturbarse con ella. Una vez más intenté relajarme y dejarme llevar. ¡Al fin y al cabo la acción había comenzado! No era una película romántica como la que proyectaba mi mente en la pantalla de los recuerdos, pero bueno... algo era algo.
Cuando Raúl noto que mi mano ya actuaba por cuenta propia, me dejó hacer. Nuevamente intenté mirarlo a los ojos para contagiarme un poco de su pasión, de su deseo... Pero aun yacía con la mirada perdida en la pantalla.
Continué masturbándolo unos segundos más intentando no llamar la atención del anciano que se ubicaba a mi lado. Estaba nerviosa y me costaba involucrarme con lo que estaba haciendo. La escena, tal como la había montado Raúl, no me resultaba para nada estimulante. Pero no quería cortar su excitación. Entonces acerqué provocativamente mis labios a su oído y, justo cuando iba a susurrarle si no quería que nos largásemos de allí, siento que me toma con fuerza por la nuca y me baja violentamente hacia su entrepierna.
No podría precisar con exactitud cuantos meses habrían pasado desde la última vez que me llevé su pene a la boca. No era algo que me agradara particularmente, ni algo que él solicitara con frecuencia. Pero ahora me veía obligada, casi ultrajada. Sus manos me sostenían por los costados de la cabeza para poder subirme y bajarme a su antojo. Me penetraba con fuerza, me asfixiaba. Cerré los ojos rogando que aquello terminara pronto y así fue. La ...