1. Siento curiosidad


    Fecha: 13/12/2022, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: femerba, Fuente: CuentoRelatos

    Ciertamente, como lo expresé en otro relato, nuestra estadía en Alemania supuso que viéramos las relaciones de pareja de otra manera y nos atreviéramos a experimentar situaciones impensables para una joven pareja de recién casados, de origen latino, cuyas costumbres y cultura diferían bastante de lo que en aquella época se percibía en el lugar donde residíamos y sus alrededores. En aquellos tiempos, visitar Hamburgo y su barrio rojo era agenda obligada para los turistas procedentes de muchos lugares del mundo. Y nosotros no éramos la excepción.
    
    Habían pasado sólo dos meses desde nuestra llegada a Kiel, nuestra residencia por el próximo año, cuando los compañeros de comisión nos alentaron a conocer la vida nocturna y, para llevarlo a cabo, nos invitaron a visitar y conocer diferentes opciones de entretenimiento, bares, discotecas y clubes nocturnos. En una discoteca en especial, llamada “La Florida”, los jueves, principalmente, presenciábamos un aparente cambio de roles entre hombres y mujeres. Ese día el lugar era frecuentado en su mayoría por público femenino y observábamos que eran ellas quienes tomaban la iniciativa para realizar cualquier actividad.
    
    En el lugar se realizaban diferentes concursos, dirigidos a las mujeres, como “el busto más bello”, o “la camiseta mojada”, o “el beso más largo con alguna pareja masculina asistente”. Y veíamos como esas mujeres, sin recato alguno, participaban y parecían disfrutar del entretenimiento. Ciertamente, en ese país, hay una ...
    ... actitud abiertamente amplia hacia el desnudo corporal, de manera que ese tipo de juegos eran aceptados socialmente. En otra ocasión, estando allí con mi esposa, una de las visitantes, sin importar si yo estaba en pareja, me invitó a bailar. La orquesta interpretaba ritmos latinos, tal vez debido a nuestra presencia, de manera que sacábamos lo mejor de nuestro repertorio de baile cuando éramos requeridos y aquello parecía gustarles a esas damas.
    
    Lo ambiguo de la situación, con respecto a nuestras parejas, era que las damas se entretenían tanto con nosotros y nuestra manera de bailar, que seguían invitándonos a bailar, una y otra vez, casi sin parar. Supimos que esas damas eran de nacionalidad sueca y que visitaban el puerto. Bailar era lo de menos. Otras damas, sin reparo alguno, invitaban a algunos de los asistentes a salir del lugar para disfrutar de un encuentro sexual y, en ese sentido, nuestros amigos de piel morena, no tan blanca, o de color, eran bastante apetecidos. En ese sentido mi esposa, no tuvo que recriminarme que la dejara sola o que me la pasara con aquellas damas toda la noche.
    
    El espectáculo mayor, sin embargo, era visitar la ciudad de Hamburgo y su barrio rojo. Kiel quedaba a 40 minutos en tren, de modo que podíamos ir de visita a este lugar y regresar a nuestra residencia en la misma noche, aunque, para ese plan de turismo sexual, preferíamos quedarnos alojados en un hotel todo el fin de semana. Allí, en Sankt Pauli, en uno de tantos teatros donde se ...
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