Un clavo saca otro clavo
Fecha: 13/12/2022,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... hablado.
— No. ¿Cómo reaccionó?
— Al principio se cabreó bastante. Te dijo de todo… Pero a las horas se calmó.
— Supongo que de alguna manera llegó a la conclusión que se lo merece.
— Supongo.
— Eso quiere decir que tienes vía libre para torturarla –le piqué un guiño de ojo antes de escupir en la pica, terminar de enjuagarme la boca y salir, retumbándome las tetas con una toalla que amenazaba con caerse.
***
Estaba Pablo preparando la cena para ambos mientras yo escogía mi ropa de pijama. He de destacar el hecho de que, cada vez que escogía la ropa que llevar por casa, elegía con una inconsciente intención. Acabé pillando un tanga azul con un top blanco sin sujetador alguno.
Cuando irrumpí en el comedor, este ya había llevado diminutos platos llanos a la mesita que había entre el sofá y la tele. Esa noche estaba claro que no íbamos a usar la mesa grande, por lo que estando ya sentado, tuvo una vista perfecta de mis tetas asomando, fuera de la tela, cuando me incliné frente a él para agarrar un trocito de queso. Fue una acción medida e inocente que corregí enseguida antes de sentarme y picotear junto a él. Embutido, trocitos de pan con tomate y aceite, un poco de queso y algo de pollo frito que le había sobrado de la comida.
No necesitaba mirarle para saber que estaba todo el rato ojeándome de arriba abajo, por desgracia para él, estaba resultando ser demasiado descarado. No tardó en sacar a relucir mi vestimenta sin venir a cuento si ...
... quiera.
— Rita.
— Humm…
— Ayer y hoy has vestido un poco…
— Tengo mucha calor. Muero. ¿Quieres que me tape más?
— No, lo digo porque…
— He notado como me miras. No puedo hacer más, chico.
— Ya te dije ayer que no soy de piedra.
— ¿Vas a hacerme algo por andar así?
— No… Pero me lo haces pasar mal.
— Voy a encerrarme en mi habitación y no voy a salir solo para que no se te ponga dura. Mira, chico… Si vas a seguir así llama a Nicole y que te eche un buen polvo.
— Ojalá –contestó, delatando su frustración-. No sabes lo que me apetece…
— ¿Cómo se lo harías? –pregunté satisfecha de conducir la conversación a buen puerto-. Y no te cortes, que no me voy a escandalizar… -le solicité al tiempo que daba un bocado a un trocito de pan y al queso-. Cuéntame que guarradas quieres hacerle…
— Te cuento si tú me cuentas algo –Eso me pilló por sorpresa-. Cuéntame algo igual de picante.
— Acepto. Empieza tú.
— No, he preguntado primero.
— Técnicamente no, pregunté yo lo de cómo se lo harías a Nicole –le convencí con una patadita amistosa en su barriga-. Tú primero.
Bebió un largo trago de Coca-Cola antes de secarse esa boquita suya con la muñeca y contener un eructo. Titubeó unos segundos en los que se mostró pensativo antes de confesar:
— Me di cuenta de que a Nicole le ponía que ese imbécil le hablase. Le dijese cosas… guarras. ¿Ya sabes?
— ¿Lo hiciste con ella alguna vez?
— No –respondió-. Nos hemos dicho mil veces cosas bonitas, pero nunca ...