1. Un clavo saca otro clavo


    Fecha: 13/12/2022, Categorías: Infidelidad Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... hacer ruidos raros y tu vas a respirar con dificultad… Y así va a malpensar.
    
    — ¿Estás loca?
    
    — ¿No quieres vengarte de ella?
    
    — Supón que nos arreglamos. ¿Crees que me interesa que desconfíe de ti? ¿Sabes lo que me costó que se quedase tranquila por convivir contigo?
    
    — Va, Olvídalo. Me imaginé que no servirías para esto. No tienes…
    
    — ¿Qué? –preguntó, envalentonado.
    
    — Eres demasiado bueno, Pablo. No vas a poder joderla. ¿Cómo quieres follártela de esa manera si no puedes hacer esto que te digo?
    
    Fulminándome con la mirada, agarró su móvil y escudriñó su agenda en busca del número; le sonreí. Puso el manos libres y dejó el teléfono sobre un cojín, permitiéndonos a ambos escuchar a la perfección la voz de Nicole saludarle con voz melosa.
    
    — Bebe… Me alegro mucho que llames. ¿Cómo estás?
    
    — Estoy bien, Nicole –le saludó con voz temblorosa, sonriéndome.
    
    — ¿Te pasa algo? Te noto…
    
    — No… Que va.
    
    Con toda la malicia del mundo, empecé a dar suaves palmaditas que parecía, sin exagerar, un choque de carnes totalmente mal interpretable. Si lo pretendía, dejó claro que no consiguió disimular, espetándole:
    
    — ¿Qué es eso, Pablo?
    
    — ¿El qué?
    
    — Esos golpes…
    
    — Ah… Esto. No sé –contestó. Parecía a la perfección que tenía la mente en blanco.
    
    — ¿Cómo que no sabes? Pablo. ¿Qué estás haciendo? ¿Estás solo?
    
    Empecé a aplaudir ligeramente un poco más fuerte y más rápido, como si estuviese a punto de correrme y diese caza a mi orgasmo.
    
    — Hmm… -casi ...
    ... sin pretenderlo, gemí por lo bajo. Sin duda lo escuchó.
    
    — ¡Pablo!
    
    — Es Rita, Nicole. Solo es Rita.
    
    — ¿Y ese ruido? Pon el manos libres –Su exigencia fue demandada con urgencia. Pablo simuló poner el altavoz-. ¿Rita? ¿¡Rita!?
    
    Con una sonrisa de oreja a oreja, paré de aplaudir y sin poder evitarme mordisquearme el labio, pregunté con voz cansada, eufórica y orgásmica.
    
    — Hola, Nicole… ¿Cómo estás?
    
    — ¿¡Qué estáis haciendo!? –me inquirió de mala manera, totalmente enfadada.
    
    — Pablo nada. Yo estoy saltando… a la comba.
    
    — ¿Pablo? –preguntó totalmente desquiciada, evidentemente no se lo creía.
    
    — Es verdad, Nicole. Está haciendo ejercicio.
    
    De nuevo, e intentando no desternillarme de la risa, empecé a aplaudir de nuevo, como si sus palabras me hubiesen encendido.
    
    — Lo siento, Nicole. Perdona por hacerte pensar mal, pero si paro me enfrio… Y quiero acabar ya.
    
    — Pablo. Te voy a hacer una videollamada –rugió ella-. Como tardes más de cinco segundos en cogerlo, te voy puedes ir a la verga. ¿Me oíste? –Y colgó. No tardó ni tres segundos en hacer una conferencia de cámaras por la aplicación verde-. Enséñame a Rita.
    
    Obediente, su novio me encaró el móvil. Pude leer en su expresión fácial que no le hizo ninguna gracia verme con el culo al aire y únicamente una camisa que poco hacía tapándome las tetas.
    
    — ¿Por qué paras, Rita? Te vas a enfriar –gruñó con cara de perra enfadada, mientras yo me dejaba caer al lado de Pablo muy cerquita de él.
    
    — De hecho ...
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