Un clavo saca otro clavo
Fecha: 13/12/2022,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... suficientemente habilidosa para tratar de plasmar en esta historia su cara, pero nunca lo lograré. Sea como sea: Abrió mucho los ojos, y la boca casi se le desencajó, quedándose sin habla mientras estirado en la cama continuaba la llamada con su ex.
Vio mi recortado y escaso vello púbico, con mis labios vaginales expuestos.
— Perdona que te interrumpa, Pablo. Estoy buscando una cosa –dije lo suficientemente alto para que me oyese esa guarra.
— ¿Q-Qué buscas?
— Una camisa limpia, creo que se me coló entre las tuyas al doblar la ropa. Sigue a lo tuyo –le espeté dándole la espalda o, mejor dicho, el culo. Separé ambos muslos mientras rebuscaba en sus cajones, aunque no había nada que encontrar-. Gabrí –dije centrándome de nuevo en él-. Perdona, he entrado en la habitación de mi compañero de piso. ¿Qué me decías?
Escuché decir algo a Pablo, pero al centrarme en mi llamada no fui capaz de entenderle. Sentí a mi compañero de piso tirar el móvil a la cama, de reojo lo vi acercarse. Me mordí el labio.
— Ya está, ya he salido de su habitación.
— ¿Qué llevas puesto a esta hora de la noche?
— ¿Sabes lo más gracioso? Voy con el coñito al aire.
— ¿Vas desnuda con el chico ese por casa?
— Sí… -suspiré cerrando los ojos al sentir el aliento de Pablo en mi vagina-. Pero es un poco afeminado. Es como mi hermana pequeña, nunca me haría nada.
— Si yo te viese así… Te empotraba contra la pared.
— ¿Aja? –musité mordiéndome dos dedos con los ojos fijos en la ...
... pared y con una mano apoyada en el cajón.
Dos manos se pegaron a mis nalgas y las separaron como Moises separó las aguas. Noté una lengua áspera lamerme desde el clítoris hasta el ano. Si no gemí en ese momento fue únicamente para no dejar sordo a Gabri.
— Si… Te clavaría la polla hasta el fondo. Seguro que ya estás más que encharcada, lista para que te penetren.
— Sí, tengo el coño apunto.
— Apretaría tu cara contra la pared mientras hago resonar tu culo por todo el piso.
— Que rico… -Me gustaba lo que oía, pero más loca me volvía sentir una lengua perforando mi sexo hambriento después de tantos meses de soledad. Su nariz se clavó en mi culo, una sensación muy agradable para un recoveco prácticamente virgen.
— Te azotaría mientras te follo… Puta Rita, ya me has puesto perraco perdido.
— No pares, sigue –animé a cualquiera de los dos.
Pablito… Joder con Pablito, aún recuerdo la intensidad con la que mimaba mi clítoris, antes de levantarse tras de mí y me clavase un sonoro azote en las nalgas haciendo que retumbasen, enrojecidas.
— Te dije que no soy de piedra… Me da igual que no quieras, ahora ya no puedo parar.
— No pares… -repetí, aunque esta vez sí se lo dije más a mi amigo que a Gabriel, completamente hipnotizada por el azote que me dio tan rico y tan rudo haciéndome retumbar la nalga.
— ¿Estás follando con él? –contestó avispado el otro.
— Sí, lo siento Gabri…
— A mí esto del trio telefónico no me va. Cuando sea en vivo me llamas.
— ...