La fantasía compartida...
Fecha: 16/12/2022,
Categorías:
Sexo Interracial
Autor: femerba, Fuente: CuentoRelatos
... Ambos se aferraron con fuerza a sus caderas y atraían sus cuerpos para que sus nalgas frotaran sus penes, masturbándose, por decirlo así, con ellas. Y ellas, en esta posición y buscando soporte, apoyaron sus manos mutuamente en los hombros de cada una y ahí, en esta posición, aguantaban las embestidas de aquellos, estando sus rostros frente a frente.
Ambas estaban disfrutando la situación, pero Laura, más expresiva, de a poco empezó a gemir, a gesticular conforme Jason restregaba su enorme miembro contra su vagina y, en un momento dado, de repente, Sonia y Laura terminaron besándose, presa de la excitación que a ambas les producía el momento. Christian hacía lo propio con Sonia y ella lo que hacía era sacudir sus piernas y caderas, temblando con cada embestida, pero nada de gritos ni gemidos. Tan solo se atrevía a pronunciar un sonoro, Uuuyyy, esto está muy rico, que hacía moverse en su puesto a su ensimismado esposo.
Así estuvieron un rato más, pero, tal vez, cansadas, ellas quisieron cambiar de posición y se separaron, sin que aquellos, al parecer, terminaran la faena. Laura y Sonia estaban frente a frente y los machos detrás de ellas, pero ahora, y sin tener nada en mente, quizá, Christian tomó de la mano a Sonia y se fue hacia el sillón donde nosotros estábamos sentados, hizo que ella se agachara, estirara sus brazos y apoyara sus manos en la mesa de centro donde reposaban nuestras bebidas y ahí, desde atrás, penetró a Sonia delicadamente y empezó a follarla ...
... cadenciosamente. Jason hizo lo propio llevando a Laura para hacer lo mismo y ella, sin negarse, se acomodó y esperó su embestida.
La escena estaba para pajearnos de la excitación. Ver a ese par de machos penetrando a nuestras esposas, y ver los gestos de placer que aquellos les estaban proporcionando no tiene nombre. Laura, apenas sintió ese enorme miembro adentro, empezó a gemir de forma ruidosa, tanto que me sentí algo incómodo por si la bulla se llegaba a escuchar fuera, pero nada que hacer. Ya metidos en eso, lo mejor era esperar que todo pasara. Y Sonia, para nuestra sorpresa, al poco rato también empezó a gemir. Su esposo estaba maravillado. Nunca antes lo había hecho me dijo. ¡Es increíble! Bueno, añadí, se les salió lo putas que llevan dentro.
De un momento a otro Jason y Christian cambiaron de posición y seguían penetrándolas como si nada. Eran muy aguantadores porque, en ese momento, y sin tocar mi sexo, sentía como estaba humedeciendo mis pantaloncillos de lo excitado que estaba. La escena era sumamente excitante. Y, pasado un rato, Laura pareció no aguantar más las embestidas y después de un sonoro gemido, se incorporó, agitando su pecho y con la respiración entrecortada. Christian la abrazó, la besó y le dijo, mi reina, estuviste muy bien. Sonia, por su parte, tardó un poco más, pero también pareció llegar.
Nosotros, Iván y yo, nos levantamos, dando espacio para que aquellos, los cuatro, se sentarán y descansaran. ¡Imagínense! Los dos maridos preocupados por el ...