Regalando ajuar de novia
Fecha: 22/12/2022,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... debo seguir aquí, siento haberte ofendido.
Y me coloque el pantalón. Me puse los zapatos, tome las llaves del coche y me dirigí a la puerta.
Cuando estaba abriendo la misma, escuche su voz diciéndome:
- por favor Raúl, no te vayas. No ahora. No me dejes ahora así.
Me acerque a ella, la mire a los ojos, notando que lloraba. Seque sus lagrimas con mis manos, acaricie su rostro con dulzura, viendo como ella acercó sus labios a los mios, y me besó con pasión. Al besar sus labios note que Judith estaba muy caliente, su cuerpo parece que tuviera fiebre. La seguí besando con pasión, hasta que lleve mis manos a sus pechos sobre la bata, notando como gemía. Los note muy duros, y percibí que quizás no llevaba sostén.
Aquella joven estaba muy necesitaba de cariño, y quizás de otra cosa. Había pasado una tarde y noche muy amarga precisamente el día de su boda con la borrachera y el espectáculo del novio, que necesitaba mucha ternura. Pase mi manos por todos sus senos, baje por su caderas y llegue hasta la altura de sus nalgas, y tiré de ella hacia mí para que notara como estaba mi pene. La situación me había puesto con una erección de caballo, y ella lo noto, ya que parecía como si quisiera refregarse contra mi nabo.
¿Has visto como estoy?.
Logre abrir un poco su bata, y al abrirse el lazo, pude comprobar que solo llevaba puesto una tanga, y sus pechos enormes estaban desnudos, y con las puntas muy duras. Las acaricie con mis manos apretando un poco sus pechos, ...
... mientras la seguía morreando. Quite totalmente el lazo de su bata, quedando abierta, llevando mi mano hacia su pequeñísima tanga, pasando mis dedos en frotación sobre su coñito. Note que su tanga estaba empapada. Judith estaba ardiendo, y su coño estaba pidiendo guerra. Separe hacia una lado su tanga, y metí directamente mis dedos en toda su raja, y al rato ya metí mis dedos en su abertura, notando que seguía igual de estrecha que la primera vez, pero su himen ya había desaparecido.
Me agache y puse mi boca en su coñito, notando sus gemidos, se apoyó en la pared para no desfallecer ante los lengüetazos que propinaba a su panocha. No tardó mucho en correrse, verificando como sus jugos llegaban hasta mi boca.
Me subía, la bese nuevamente, y sin pedírselo ella llevó su mano hacia mi pantalón y al tocar mi tranca a través de la tela del pantalón dio un profundo gemido. Me desabroche el pantalón, cayendo al suelo, y como no disponía de bóxer, ella pudo tocar directamente mi pene, el cual empezó a sobar a lo largo de la misma como si estuviera midiendo su longitud. Cuando paso, su mano por mis huevos, al notarlos completamente repletos, le dije:
- Judith has visto, están llenos de leche. Desde la última vez que estuve contigo no me he masturbado, por lo que están repletos. Ella suspiró mientras no dejaba de sobármelos.
La lleve hasta el sillón, me quite la camisa, y baje completamente su tanga, dejándola desnuda. Me recree mirándola, diciéndole:
- De verdad Judith eres la ...