Cuatro hombres diferentes me probaron aquel día.
Fecha: 30/12/2022,
Categorías:
Anal
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... por delante mío y empezó a hacerme un dedo me dió todo igual. Solo quise acelerar el ritmo mientras su polla se abría paso en mi interior. Aparté su mano y puse la mía, con saliva, en mi clítoris. Nada mejor que una misma. Tras darme unos segundos exáctamente como a mí me gusta, me corrí con varios espasmos por todo mi cuerpo. Solté muchísimo jugo, que escurría por las piernas del chico.
Yo iba a lo mío, la verdad, ya tenía el dinero del chico, así que tras correrme como una cerda me levanté y me saqué la polla del coño. Él quería seguir, hasta me pidió darme por el culo, pero le dije que no. Me dió algo de pena, así que mientras él se pajeaba a toda velocidad para intentar terminar, y yo estaba vestida ya de pie, me volví a bajar las mallas y el tanga para que tocara mi culo y se corriera antes. En cuanto metió un dedo en mi ojete y vió la cara de putón que puse, empezó a soltar gotas de lefa por todo el baño, algunas llegando incluso a la puta pared de enfrente. De locos.
Por tanto, como el trabajito ya estaba terminado, y yo misma había querido darme el gusto, no le cobré nada más al chaval. Salimos del baño y ya estaba exprimido el primero de los hombres del día, aunque yo todavía no sabía que había más. La tarde apenas acababa de comenzar, y salí a fumarme un porro con mis amigas, las cuales estaban con sus cosas y para nada se imaginaron lo que venía de hacer. En ocasiones miré la cara del muchacho y tenía una sonrisa de oreja a oreja, y yo bien orgullosa de ...
... que así fuera.
EL VECINO
El siguiente hombre de la tarde resultó ser un vecino del campo de mi amiga, un señor que calculo tendría unos 50 años. A eso de las 6 mi amiga me pidió pasear a Luna, su perrita, por algunas laderas y montañitas que había alrededor de la casa. Me encantan los perros y ella lo sabía, así que imagino que por eso me lo pidió a mi, ya que ella estaba ocupada “ligando” con uno de los chicos, y no quería cortar el rollo para tener que pasear a la perra. Total, que como quería hacer unas llamadas, y no me apetecía que nadie las escuchara (os podéis imaginar) cogí a Luna y me fui del campo. Tendría que volver en unos veinte minutos, y el sol ya estaba prácticamente escondiéndose, dado que era enero. Algunas farolas comenzaron a iluminarse por la carretera que unía las casas, pero otras zonas empezaban a estar oscuras, así que decidí pasear a Luna por la carretera en lugar de alguna montaña cercana.
Cuando llevaba un par de minutos andando, un hombre salió de una casa y estaba tratando de sacar unos troncos de madera de un remolque, imagino que para encender una chimenea o algo. Al ver el esfuerzo que hacía, tiré el cigarro al suelo y me acerqué con Luna. Le pregunté si necesitaba ayuda y me dijo que sí, que muchas gracias. Sacamos los troncos juntos y, por lo visto, el hombre se había fijado en mí, porque me comía de arriba a abajo con la vista. Yo no entendía bien por qué, hasta que imaginé que al haberme agachado a por algunos troncos, mi tanga se ...