1. El anonimato es afrodisíaco


    Fecha: 04/01/2023, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: femerba, Fuente: CuentoRelatos

    ... baile y, entre tanta distracción, se pasa el tiempo volando. Bueno, pero ya están aquí dijo él, quien estuvo muy atento y cordial en su trato, y sobre todo muy galán y caballero con mi esposa. Y, no más llegar a la mesa, de inmediato la convidó a bailar, cosa que ella aceptó, sin dudarlo. Yo me quedé en la mesa y vi cómo se gozaban y divertían en cada baile. El señor supo cómo ganarse la atención de mi mujer y ella estaba encantada con él. Lo aburridor del asunto es que ella y él se entretuvieron bailando toda la noche y se olvidaron que yo existía, de modo que muy pronto me entraron las ganas de dormir.
    
    Decidí, entonces, ir hasta dónde ella estaba. Le dije, oye, tú estás encarretada con el señor este y a mí ya me dio sueño. Si quieres, quédate, pero yo ya no aguanto más. Me voy para la habitación. Bueno, dijo ella, estoy otro ratico y allá nos vemos. Me abrazó y me dio un beso en la mejilla. Yo salí, sin siquiera mirar atrás, y me dirigí directo a la habitación. Al despertarme en la mañana, igual que el día anterior, ella dormía a mi lado. Y tampoco supe a qué hora había llegado.
    
    Fuimos a desayunar algo tarde y, como no había nada programado para aquel día, nos fimos a tomar el sol en la playa, dormitar y recuperarnos de las andanzas del día anterior. Pasado el tiempo, pregunté, bueno, y al fin ¿en qué terminó lo de anoche? Lo normal, dijo ella. Bailamos hasta que cerraron el sitio, como a las 3 am. Y ¡ya! Jhonny es un tipo interesante. Bueno… y además de lo que ...
    ... habló ayer, ¿qué más ha dicho?, pregunté. Pues, no mucho; con esa música a todo volumen es muy poco lo que se puede conversar. Entiendo. Entonces fue sólo bailadera, tocadera y chupadera. ¡Quien dijo! respondió ella. Pues ¡me imagino! dije yo. Solo bailamos, respondió…
    
    En la tarde, estando en la habitación, noté a mi esposa algo inquieta, como si tratara de decir algo, estuviera dubitativa y se abstuviera de hacerlo. ¿Pasa algo?, pregunté. No, nada, ¿por qué? Pues pareciera que quisieras decirme algo, pero no te atreves. No sé. Y, después de algunos minutos de silencio, entretenida, arreglándose en el baño, por fin, preguntó, oye, ¿te molestaría si invito a Jhonny a nuestra habitación? Y ¿por qué en la habitación?, pregunté. Porque no hay tanta gente, no hay ruido y se puede conversar libremente. Y ¿no puede ser en la playa, en algún salón o en otro lugar? ¿Tiene que ser en la habitación?
    
    Se quedó mirándome, sin decir palabra. Bueno, ¿qué le encuentras de interesante al profesor? Que es una persona educada, con formación, alguien con quien se puede charlar de muchas cosas, porque sabe de todo, ha viajado y tiene experiencia. Además, ni él sabe nada de mí y tampoco yo sé mucho de él. Y después de habernos conocido, quizá más nunca nos volvamos a ver. Somos totalmente anónimos. Y, cómo es morenito, agregué, de seguro tiene la verga grande. Sí, dijo ella. Okey, lo que creo entender es que me estas pidiendo permiso para estar con ese tipo, aquí en la habitación, ¿no es cierto? ...
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