1. El regalo: Un antes y un después (Decimotercera parte)


    Fecha: 17/01/2023, Categorías: Infidelidad Autor: DestinyWarrior, Fuente: CuentoRelatos

    ... ponerse de rodillas sobre los cuadritos verdes, crema y azules de la cerámica del piso de la ducha, para frotar con ternura mis pies, dedo a dedo, desde el pequeño hasta el gordo, posteriormente el empeine y luego, juguetonamente las plantas de mis pies, causando con ello nuestras risas y mi desesperada pataleta, con mis pronunciados… ¡No, no, no! de niña chiquita, obviamente ignorados por los dedos de mi amado torturador.
    
    —Me hacía tanta falta esto Silvia. Sentirte así, entregada y dispuesta. Tan completamente mía. ¡Te adoro vida mía! Eres todo lo que necesito para vivir. —Me dijo muy cerca de mi oído. Susurrantes palabras llenas de un amor tan perenne en mi marido, desde el primer momento que me vio, siendo aún la novia de su mejor amigo.
    
    Correspondiendo a aquella declaración de amor tan sublime, empujé mis nalgas hacia atrás, tomando con mi mano derecha su pene erguido, y facilitado el movimiento por el líquido jabón, se lo froté desde la base hasta la extremidad de su recta verga, bajando de nuevo, ascendiendo unos segundos después, en un semi circulo con tres de mis dedos por la parte anterior de su palpitante tronco y mi pulgar acariciando la circunferencia de su glande. Y luego lo dirigí hasta la entrada de mi vulva, apartando con la punta, los pliegues de mis labios, rozando un poco mi erecto clítoris, porque en serio lo necesitaba sentir dentro de mí. Pero Rodrigo no pensaba de similar manera.
    
    —Aun no mi cielo, me dijo él. —Espera un poco, quiero hacerte ...
    ... correr primero con mis dedos.
    
    Y buscó mi orificio. Pronto uno de ellos profanó la abertura, introduciéndolo un poco, para luego retirarlo y ya fueron dos los que sentí cruzar aquel íntimo umbral. Delante, firme pero delicado, hacia atrás suave y ya lubricados, empecé a jadear. Imprimió más velocidad a la vez que abría yo las piernas lo que más podía para facilitarle la penetración de sus dedos. Me tenía a punto de alcanzar el orgasmo, pero se detuvo. Los retiro de mi interior. Abrió la corredera de cristal de la ducha y se sentó sobre la tapa del retrete y hasta allí me llevó de espaldas para hacerme reposar sobre sus piernas.
    
    Abrazada a él, sentí sus dos manos en la parte interior de mis muslos, apartando mis piernas. Luego de nuevo sus dedos, tres, lo recuerdo bien pues los vi en primera fila. Su índice, el dedo medio y el anular se perdieron de nuevo dentro de mi lubricado chochito. Y empezó la lucha aquella de querer cerrar mis piernas debido a las ráfagas de eléctricas sensaciones en mi vagina, y de igual manera el de abrirme lo más posible para dejarme morir de gusto, por el frenético entrar y salir de sus dedos, hasta que en un instante me llegó entre espasmos y alaridos, la necesidad de orinar y se lo hice saber.
    
    —Oughhh, mi vidaaa, ¡ufff!… sino te detienes me… ¡Aghhh! me voy a mear.
    
    Pero poseído por el poder del goce que me otorgaba, completamente suya en aquella posición, su dedo pulgar alcanzó de improviso mi lubricado botoncito del placer y circulando ...
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