El regalo: Un antes y un después (Vigésima séptima parte)
Fecha: 27/02/2023,
Categorías:
Infidelidad
Autor: DestinyWarrior, Fuente: CuentoRelatos
... mi pleno consentimiento.
Después de una semana de arduo trabajo en la oficina y desveladas noches para cumplir con la entrega de proyectos y esquemas de planeación empresarial para la universidad, llegó un viernes, donde después de unos provocadores roces y un beso robado a la hora del almuerzo, al atardecer varias compañeras sugirieron salir a tomar algo por ahí. Llevaba encima muchas horas de esfuerzo y no voy a negarlo, la invaluable ayuda de Rodrigo con unos gráficos que no me salían tan bien como a él.
Tenía una entrega final con mi compañera de estudios, donde el trabajo lo realizaron en su mayoría mi amiga y Rodrigo, abriendo espacio en sus ya complejas madrugadas. ¿Fiesta y rumba? O ¿Rutina y universidad? ¡Adivinaron, sí! Esa noche de viernes me fui acompañando a mis amigas y compañeros del trabajo y obviamente cogida de las varoniles manos de Mario.
En mi cabeza ya giraban luces estereoscópicas, marrones, amarillas, verdes y rojas, todas ellas en mi cabeza, en plena efervescencia lumínica. Estaba mareada, me recosté sobre un brazo mirando en la mesa de noche de mi lado derecho, las fotos enmarcadas de mi familia.
Y lloré de nuevo. Esa maldita noche de un viernes finalizando junio, me dejé seducir a conciencia por aquel hombre, –experto embaucador– besándonos ya frente a todos, debilitando mis ya reducidas defensas morales. Su palabrería, su forma de manejar mis vueltas al bailar, tomándome de la cadera unas veces, otras de la cintura y entre besos y sus ...
... roces con su bulto en medio de mis muslos, me fui humedeciendo. ¡Cediéndome¡
El alcohol que también me desinhibe, confabuló otra vez, deshaciendo los nudos de mi cordura, venciendo mis temores a ser infiel.
—«Me voy a separar de mi mujer». —Me decía continuamente al oído, –mientras me acariciaba sin pudor mis nalgas– para que lo vieran los demás y tan solo yo le escuchara.
—«No comparto nada con ella. De hecho estoy durmiendo en el cuarto de mis hijos». — Y yo caí redondita en sus mentiras.
No fui a la universidad. No presenté mi trabajo y dejé en el aire a mi compañera de estudio, con un gran cero por calificación, poniendo en peligro nuestro semestre. Pero también abandoné a mi novio. Desde esa noche y para siempre, perdería su confianza. Al menos así lo alcancé a pensar, entrando ya con Mario a un motel para parejas cercano al sitio donde nos habíamos «rumbeado». Era un hecho que consumado con sexo, Mario sería mi nuevo novio. Rodrigo era un cuento pasado.
Mario no demoró en desvestirme con deseo. No, no hubo eróticas caricias por preámbulo, su ego de macho lo sacó pronto a relucir. Bajo mis jeans descoloridos con premura, dejándolos enrollados en mis tobillos. Mi tanguita de algodón, humedecida en la mitad del pálido azul, también fue retirada hacia un lado por sus gruesos dedos. Hurgó como pudo en mi interior, facilitando yo su labor al abrir lo que podía mis piernas. La pasión era evidente en su rostro de dominante profanador de tesoros. Levantó mi suéter ...