1. El regalo: Un antes y un después (Vigésima séptima parte)


    Fecha: 27/02/2023, Categorías: Infidelidad Autor: DestinyWarrior, Fuente: CuentoRelatos

    ... amarillo y con el mi blusa blanca, jalando con fiereza mi delicado sostén, –rompiéndolo de hecho– y su boca se fue apoderando de mis senos. Lamiendo, chupando y mordiendo mis pezones hasta causarme un aguantable dolor.
    
    Y yo deje explorar las mías por dentro de su pantalón, tocando aquella verga endurecida, palpitante y tan tibia. Estaba tan bebida y caliente, que sinceramente no reparé en su tamaño, aunque no era pequeña al sentirla cuando me penetró, casi a la fuerza. Recuerdo que aquella primera vez con él, no sé si por el susto de vivir aquella infidelidad, comparé por breves segundos con la de mi novio y noté que no me satisfacía ni su grosor ni sus precipitados movimientos. Era eso o que ya estaba acostumbrada a otro tipo de sexo, a un cuerpo conocido, a unas manos esmeradas que me llevaban fácilmente a la cumbre, entre múltiples orgasmos. No fue una experiencia fabulosa, para nada. Mario solo me tomó, me abrió las piernas y buscó satisfacer su egoísta placer sin reparar en otorgarme el que ansié obtener de él. Tan distinto, tan brusco el cambio, que esa noche con el no llegué la primera vez y fingí. Mario se derramó dentro de mí, sin preguntar, sin importarle si me protegía o podía dejarme embarazada. ¡Gracias a Dios eso no sucedió!
    
    Cuando se dio vuelta a mi lado para descansar de su orgasmo, me quedé yo allí mirando al techo de aquella habitación, escuchando variados gemidos provenientes del televisor encendido, uno de mediana pantalla, donde se recreaban ...
    ... escenas de sexo entre una mujer y dos hombres. Me levanté para ir al baño y allí me encerré. Lave mi cara y al mirarme al espejo, comprendí que iniciaba algo nuevo, pero no tan romántico ni pausado cómo aconteció con Rodrigo. No hubo poemas ni cartas entregadas, llenas de amor y ternura para allanar el camino de la pasión, para terminar en aquella faena. ¡No! Nada de eso. Solo un capricho mío, que terminó en menos de cinco minutos. Pero volví a la cama y lo miré, –y pues a lo hecho pecho– me envolví entre los brazos de Mario, lo abracé con ternura, esperando ser retribuida con besos y caricias delicadas.
    
    Pero de nuevo sus dedos hurgaron mis orificios. Los dos. Abrió con fuerza mis nalgas y sin preguntar me fue penetrando, con un dedo, luego dos. Hasta que mi ano se fue dilatando con sus acometidas y luego me coloco en cuatro sobre aquella cama y puso su glande a la entrada de mi virginal orificio. Algo que Rodrigo deseaba y yo no se lo permití. Pero con Mario fue distinto, no dije nada, solo me tomó por detrás, casi como si fuese una violación, una que fue consentida, mas no disfrutada. Lo intentó pero solo al sentir dolor con sus varios intentos, me hizo entrar en razón, apreté con fuerza mis nalgas y con mis dos manos aparté de mi culo aquel intruso trozo de carne.
    
    Mario no se lo tomó muy bien, aunque mascullando algo entre dientes, le escuché decirme que lo dejaría para después. Volvió a besarme morbosamente y yo opté por encaramarme sobre él cabalgándolo, penetrándome ...