Géminis
Fecha: 01/03/2023,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... preocupes, tengo ropa limpia te quedará algo grande, pero para pasar la noche te servirá, para dormir te dejaré una de mis camisetas.
• Gracias (muerta de vergüenza).
• Perdona mi indiscreción, pero todavía no sé cómo te llamas.
• A si perdona, mi nombre es Noelia.
• Es un nombre muy bonito.
Noelia volvió a agachar la cabeza poniéndose roja como un tomate, le dije que me esperara en la habitación de invitados, enseguida le llevaría la ropa. Le toque la puerta y le entregue un pantalón de chándal, una camiseta y una sudadera, calcetines y un par de zapatillas de casa sin estrenar.
Mientras sé bestia me dedique hacer algo para cenar, una vez vestida vino a la cocina. Me di la vuelta y vi sonriéndole, me ayudo a terminar de preparar la cena. Cenamos en silencio, vi como quería preguntarme algo y no se atrevía. Le dije que si quería preguntarme algo que lo hiciera.
• ¿Tu novia no se enfadará si se entera de que estoy aquí?
• Eso ya no es un problema.
• ¿Podría preguntar por qué, si no es una indiscreción?
• ¡La he pillado siéndome infiel con mi hermano esta ...
... noche!
• Lo siento mucho.
• No lo sientas, si la mierda de vida que he llevado me ha enseñado algo es que las cosas pasan por un motivo.
• ¿Entonces no te importa?
• Claro que me importa, pero decidió mentirme y desde que tomo esa decisión nuestra relación estaba acabada.
No hablamos más, se sentó a mi lado y me abrazo. En ese momento me rompí, Noelia fue capaz de leer en mí que era lo que más necesitaba. Noelia levantó la cabeza para darme un beso en la mejilla y al hacerlo se le movió el mechón que cubría su rostro.
Detrás de ese mechón apareció una cicatriz que le recorría desde el ojo hasta la barbilla, y me temía que mi hermano tenía algo que ver. Noelia se tapó enseguida y me miro con cara de terror, al ver que mi gesto no cambio y no la rechazaba fue ella la que me abrazo y se puso llorar amargamente.
La cogí en brazos y la lleve hasta la aviación de invitados, la metí en la cama y esta vez fui yo el que la beso en la mejilla y le desee buenas noches. Al cerrar la puerta apreté los dientes y pensé que tal vez había sido demasiado indulgente con mi hermano esa noche.