1. Te quiero amar


    Fecha: 05/03/2023, Categorías: Erotismo y Amor Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... ¿Quién sabe? A veces pienso que simplemente eran demasiado felices.
    
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    Un día nublado fue trece de febrero, y Ana cumplió cinco años. Mamá enfermó. Viviría enferma a partir de entonces.
    
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    Es triste, ¿verdad? La vida. Tiene un paso tan efímero que a veces me hace estremecer. Apenas ayer Amanda se dio cuenta de que tenía ganas de besar a Damián.
    
    Solían jugar todo el día desde el alba. Solían escaparse juntos y correr por su pequeño pueblo hasta salir de él y perderse entre las veredas. Amanda iba como siempre abriendo camino, y de vez en cuando se volvía para tomar de la mano a Damián y jalarlo hacia ella. A eso del medio día llegaron sin aliento a un lugar tan tranquilo que casi podían escuchar los latidos de sus corazones, que se mezclaban con el suave movimiento de las ramas mecidas por el viento y el tranquilo discurrir de las aguas del río.
    
    El sol del mediodía caía a raudales a través de los árboles, y por sobre la piel de ambos corría un fresco sudor. Llegaron juntos hasta la orilla y un estremecimiento los recorrió. Pareciera que hubieran encontrado un paraíso. Las aguas corrían tranquilas y serenas, y unos pececillos grises nadaban aquí y allá. En el centro se formaba una pequeña laguna de preciosa agua cristalina.
    
    Damián se descalzó. Se sentó en una roca y sumergió los pies en el agua. Amanda se sentó junto a él y le echó los brazos al cuello. Cuando intuyó que Damián comenzaba a sentirse un poco incómodo empezó a darle infantiles besitos en el ...
    ... cuello que lo hacían sonrojarse y reír mientras se retorcían. Como se mantenía casi siempre callado, a Amanda le encantaba verlo alegre. Y aunque sabía que él era su mejor amigo, se cuidaba siempre de no demostrarle excesivo afecto en frente de los demás.
    
    Sentados juntos y con los pies en el agua se sumergieron en aquella profunda calma adornada con el canto de un millar de aves. Una mariposa amarilla llegó revoloteando y se posó en una de las sucias rodillas de Amanda, quien la contempló con parsimonia y una mano apoyada en la mejilla. Después de un rato Damián intentó cogerla. Estiró lentamente su mano hacia ella, mientras decía casi para sí mismo: «Chuang Tzu soñó que era una mariposa, y no sabía al despertar si era un hombre que había soñado ser una mariposa o una mariposa que ahora soñaba ser un hombre». Amada se echó a reír y la mariposa se echó a volar.
    
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    La mañana del día en que Ana cumplió cinco años mamá estaba en la cocina cortando verduras. En el cuarto de baño podían escucharse las risas de Ana y Damián, que chapoteaban juntos en la bañera.
    
    Cuando entró para dejar algo y los vio con la piel llena de pequeñas gotitas de agua un recuerdo de su infancia voló desde un lejano pueblo y llegó hasta ella. Vio a Damián, desnudo, con el rostro sonrojado y el cabello mojado, de pie frente a ella. Recordó cómo por un instante de aquellos lejanos días había sentido por primera vez un fuerte impulso de besarlo en los labios. Recordaba perfectamente el color de sus ...
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