El regalo: Un antes y un después (Vigésima segunda parte)
Fecha: 08/03/2023,
Categorías:
Infidelidad
Autor: DestinyWarrior, Fuente: CuentoRelatos
... Cintura estrecha, vientre plano y de amplias caderas, toda su piel tan blanca como la mía; obviamente seriamos muy parecidas, casi pasaríamos por familiares, pero ella no tenía como yo, el dorado canela que me habían otorgado las dos sesiones de tanning en el spa.
—Encantada, mi nombre es Antonella y seré su asistente señora Silvia. Bienvenida a Turín. Lo que necesite me lo pide y lo obtendrá. Y obviamente para usted señor… —Y mi jefe sonriéndole y retirando su mano, de la blanca y delicada de la joven mujer, se le adelantó al igual que yo.
—¡Hugo! Solamente llámeme Hugo. —Le respondió mi jefe y después de aquel recibimiento, Antonella tomó mi equipaje y se adelantó unos pasos por delante de nosotros, dirigiéndose hacia la salida.
Fuera nos esperaba un auto de cuatro puertas y color rojo bermellón, con los vidrios bastante oscurecidos. Ella, control en mano, abrió la cajuela y depositó mi trolley y el equipaje de mi jefe también. Abrió las puertas traseras y de manera muy cordial, me ayudó a subir al coche. Don Hugo lo hizo por el lado contrario y Antonella, subiéndose en el puesto del piloto, nos preguntó mirándonos por el espejo retrovisor con sus hermosos ojos avellana…
—¿Al hotel primero? La reunión será en hora y media. Tal vez deseen darse una ducha y dejar sus cosas allí. —Don Hugo observó la hora en su Rolex dorado y le respondió con seriedad…
—Mejor directo a las oficinas y después miramos lo del hotel. Debemos preparar la presentación y los informes ...
... para los socios. —Y Antonella, de manera diligente, puso en marcha el motor y guiñándome un ojo, le respondió a mi jefe…
—«Come desidera, signore». Señora Silvia, aquí está mi currículo para que por favor lo revise y si considera realizarme alguna entrevista, solo avíseme por favor. —Y me alcanzó un sobre amarillo para luego emprender el recorrido por la avenida. Miré asombrada a mi jefe y él solo atinó a alzar sus hombros y sonreírse. Aproveché el corto viaje, para tomar mi teléfono móvil y enviar un mensaje a mi esposo, avisándole de mi arribo a Turín e informándole de que todo estaba bajo control, para que Rodrigo pudiera trabajar en paz.
Minutos después, nos encontramos en medio del tráfico de las céntricas calles de esa encantadora ciudad y como niña curiosa, observaba para uno y otro lado, preguntando fascinada y Antonella mi asistente, me respondía enseguida aclarando mis inquietudes. Turín con sus adoquinadas plazas, casas de fachadas con piedra caliza, antiguas y muy divinas, edificios de poca altura, cuatro, cinco, seis pisos tal vez, y catedrales plenas de antigua belleza arquitectónica, simplemente me convidaba a dejar el trabajo y salir a pasear. Emocionada, recordé la solicitud de Magdalena y con el móvil capturaba imágenes a diestra y siniestra, de todo aquello que me rodeaba. Las compartiría más tarde, pensé, cuando tuviera algún momento de relax, quizás en la habitación del hotel.
Llegamos a un edificio bastante alto de con su fachada de cristal y ...