1. El regalo: Un antes y un después (Vigésima segunda parte)


    Fecha: 08/03/2023, Categorías: Infidelidad Autor: DestinyWarrior, Fuente: CuentoRelatos

    ... tono dorado en tu piel».
    
    Eso fue todo, una nota escrita sujetada de la puerta del refrigerador. Ni lo sentí acostarse y mucho menos levantarse a la madrugada. ¿Tan cansada estaba? ¡Se marchó sin darme yo cuenta! Pero Rodrigo si puntualizó, el cambio en mi color.
    
    …
    
    Un nuevo día comenzaba, un miércoles diferente sin ir a la reunión de ventas, pero acordado anticipadamente con mi jefe, ya que me apremiaba sentirme sin negocios y ver como se vaciaban de a pocos mis bolsillos. Unas nuevas instalaciones lecheras de una fábrica en expansión, dos empresas de construcción iniciando proyectos de vivienda en una población cercana y medio tanque de combustible en mi Mazda, que esperaba yo y me alcanzara para el recorrido.
    
    Dormí apenas cuatro horas la noche anterior, preocupado por redactar bien las tres ofertas, presupuestos y formas de pago diversas, catálogos listos, mi mejor traje de paño para la batalla de las preguntas, las objeciones, los «No lo necesito» o los «Ya tengo de esos». Todas esas frases tan acostumbradas y a las que ya estaba tan familiarizado. Debatir, argumentar y crear las necesidades. Un ¡No! después de entrar y recibido con una sonrisa de mi parte, era una puerta a medio abrir para mí. ¡Y sí! Cómo me lo había recalcado Silvia, con el tema de aquel beso que a ella no le supo a nada, cargaba yo encima con mis suvenires, para conseguir al menos una risita y un… ¡De pronto más adelante! Sombrillas, gorras, llaveros, bolígrafos, etc. Todo listo para una ...
    ... nueva aventura comercial e intentar cerrar los tratos.
    
    Cuarenta y cinco minutos a buen ritmo, música de Toto, Sting, Aerosmith, The Cranberries y por supuesto, «Don’t Let it End» de Styx, cantándola casi entre susurros para antes de llegar a Las Vegas, al sureste de Madrid detenerme unos momentos y por desayuno, solicitar un café en la primera gasolinera que encontré, poco antes de llegar a la población. Obviamente acompañado de un cigarrillo y a esperar una hora más adecuada. «Al que madruga, Dios le ayuda». Reza el dicho popular. Y de paso pensar un poco en Paola, recordar la sorpresa de aquél primer beso, en el disfrute apasionado del segundo, como no. Y si yo, como hombre ante una mujer hermosa lo sentí, con seguridad el jefecito también disfrutó de los labios suaves y tiernos de mi esposa. Pero… ¿Y Silvia? Hummm, no lo sabría hasta tiempo después.
    
    Pasada una media hora, me apostaba ante la primera puerta en espera de lograr atrapar aquella mañana, la inicial de las presas.
    
    …
    
    Apurada oprimí el botón del décimo piso, temprano aún, me hallé sola en aquellos escasos y claustrofóbicos metros cuadrados, que en su suave ascender, me causaban como era lo usual en mí, un poco de vértigo. Las puertas se abrieron y allí como siempre ya me esperaba la señora Dolores.
    
    —Buenos días señora Silvia. —Buenos días tenga usted, Dolores. ¿Si descansó bien? Y le di un abrazo, para proceder a desactivar la alarma y abrir la puerta para comenzar la matinal jornada.
    
    —Le voy a ir ...
«12...456...13»