El regalo: Un antes y un después (Vigésima segunda parte)
Fecha: 08/03/2023,
Categorías:
Infidelidad
Autor: DestinyWarrior, Fuente: CuentoRelatos
... preparando su té y el café para don Hugo. Me dijo amablemente, ingresando ella a la cocina y yo, retirándome el abrigo y colgándolo de la percha junto a mi mediano bolso.
A los cinco minutos llegaron ellas, Amanda y Magdalena, sonrientes y casi enseguida, un elegante y formal «ogro», quien saludando cordial a las allí presentes, me dirigió una mirada con la que comprendí que necesitaba hablar conmigo, en privado.
—Buenos días Don Hugo, ya le están preparando su café. En un momento se lo lleva la señora Dolores. —Le dije en frente de mis compañeras, –disimulando mis ganas de enterarme el motivo de su ausencia el día anterior– para luego dirigirse él, muy orondo hacia su oficina, sin responder.
Algunos minutos pasaron y ya tenía sobre mi escritorio mi taza de humeante té verde, lo que suponía que mi jefe en el suyo, tendría ya su café. No me llamaba por el interno ni a los gritos, aunque le podía escuchar hacer varias llamadas y posteriormente, salir de su oficina para dirigirse por el pasillo hasta los elevadores, pero tomó por las escaleras para ir al piso de la dirección general. Actuaba muy extraño conmigo. ¿O era solo mi impresión?
En fin, que a media mañana cerca de las diez, poco antes de llamarle, recibí varios mensajes de texto. Eran de Rodrigo avisándome que terminaba de realizar su primera entrevista y que desafortunadamente no había conseguido nada. Adjuntó dos o tres fotos del lugar donde estaba y en el penúltimo texto, me confirmaba que en breve, ...
... saldría para otro lugar distante una hora aproximadamente, una fábrica en Toledo. Finalizaba el siguiente con «Te quedó precioso el cabello con ese alisado. Te hace un rostro más juvenil» y luego un gran corazón rojo con un… ¡Te amo mi vida! Qué alegró mi corazón.
—Silvia tesoro… ¿Por qué tan risueña, si se puede saber? —Me preguntó resuelta Magdalena y de inmediato Amanda también se giró en su silla, pendiente de mi respuesta.
—¡Solamente el amor, niñas! La fortuna de tener a mi lado a un hombre tan especial. —Y les conté que por la noche mi esposo no había reparado en mi cambio de look, y por ese motivo me había sentido contrariada, pero que hoy me había piropeado, vanagloriando mi belleza, o sea que sí, que lo había notado y solo por estar muy ocupado, se le había olvidado comentarlo. Y les sonreí muy dichosa, dándoles la espalda para continuar con mis labores.
Sobre el medio día, minutos antes de salir con mis amigas, regresó don Hugo a la oficina y en un tono serio me dijo delante de ellas que me invitaba a almorzar para ultimar los detalles del viaje. Magdalena, moviendo su mano derecha con sus dedos agitándolos en el aire, se despidió en un sonriente silencio, arrastrando consigo del antebrazo a una sorprendida Amanda. Se adelantaron a mi jefe y a mí, tomando con rapidez uno de los elevadores que abrieron sus puertas como por arte de magia, casi colmado de personas que también saldrían de la torre en busca de algo que comer.
—Y bien je… Hugo, perdón. ¿A dónde me ...