1. El regalo: Un antes y un después (Tercera parte)


    Fecha: 09/03/2023, Categorías: Infidelidad Autor: DestinyWarrior, Fuente: CuentoRelatos

    —Y… ¿Ahora qué hago? Pensé a quien acudir, obviamente a mi esposo ni hablar. ¿Alguna compañera de oficina? No, claro que no. Dejaría en evidencia a mi jefe y eso sería imperdonable.
    
    Necesitaba… Me urgía despertarlo y traerlo de vuelta de su embriaguez. ¿Pero cómo? ¡Una bebida energizante! Si obviamente. ¡Mierda! Él las detestaba. Entonces… ¿Algo de comer? ¡Sí, eso podría ser! Un buen plato de sopa caliente, especulé y sonreí por mi brillante idea. Sin embargo, su brazo seguía abarcando mi cintura, su cara vuelta hacia mí. No roncaba pero si emitía ligeros sonidos, palabras enredadas, cortas y espaciadas en medio de sus ebrios gruñidos. Con sumo cuidado retiré su brazo y me fui colocando en pie, necesitaba llamar a recepción y pedir servicio al cuarto. De la mesita auxiliar tomé el blanco teléfono y descolgué.
    
    Escuché la voz de aquella mujer de la recepción y le pedí que por favor me hiciera llegar un desayuno, con un buen plato de sopa caliente. Me leyó el menú y opté por un cocido madrileño y para mí, una taza de buen café. ¡Lo necesitaba con urgencia! Al terminar el pedido, levanté del piso aquel estropicio. Su chaqueta la colgué en el armario y los pantalones… ¿Se los pongo? Preferí dejarlos doblados al extremo de la cama. Levanté los zapatos y los acomodé en el fondo de aquel guardarropa. Lo miré durante unos minutos y no me decidía a moverlo. Tomé con mis dedos delicadamente un borde de sus pantaloncillos, creyendo que estaría bien si se los acomodaba. Estaba yo ...
    ... en esos menesteres cuando tocaron a la puerta. Desistí y me encaminé a la puerta para recibir el pedido.
    
    Un joven de aspecto marroquí, pretendía entrar con su carrito y el desayuno, al interior de la habitación. Con mucha pena de mi parte le obstaculicé la entrada, y de un bolsillo de mi traje, tomé un billete, se lo entregué como propina y me hice dueña de aquél pedido. Lo ingresé con prisas dentro de aquella habitación, para posteriormente cerrar con apuro la puerta.
    
    Al darme la vuelta, ya don Hugo se había cambiado de posición y ahora si me ofrecía una vista de su fisiología frontal. Sus cabellos revueltos, sus ojos cerrados y la boca entreabierta, dejando escapar un hilo fino de saliva. La camisa apenas cerrada con dos o tres botones y la corbata a medio desanudar, enredada por el cuello, –larga tela de fina seda– estirada hacia su costado izquierdo. Los laterales de la camisa se abrían hacía uno y otro lado de su tronco. En su pecho un poco de vello oscuro, tan parecido a Rodrigo en eso. El abdomen con algo de panza, subiendo y bajando al compás tranquilo de su respiración. Y debajo de su hundido ombligo, una secuencia de vellos, a modo de lujurioso camino, que descendía en sensual desorden hasta su pubis, cubierto de grueso pelambre negro. ¡Pufff! Me quedé fijamente observando el resto de su cuerpo desnudo.
    
    Tenía él, un pene flácido de tamaño normal y de un tono más oscuro que el resto de su blanca piel, eso sí, debidamente circuncidado. El glande era como una ...
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