Lavadero de pollas
Fecha: 22/03/2023,
Categorías:
Hetero
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... terminar su trabajo, me dio un papel doblado y salió de la pequeña sala.
Yo salí de allí confuso y relajado; iba por la calle como volando. Veía a la gente tensa, percibía la tensión en los demás desde mi inmejorable punto de vista.
Al día siguiente y, mientras desayunaba, encontré el papelito que me dio Irene y lo leí.
Ponía así: Juan, me ha gustado mucho hacerte la limpieza, este es mi teléfono 6........ Si quieres follarme, sólo tienes que llamarme.
Empecé a visitar a clientes por la mañana pensando en Irene, a las doce del medio dia le mande un wasap: (Irene, me encantaría poder follarte hoy mismo, si es posible). Me contestó así: (Juan, después de las siete de la tarde pásate cuando quieras por la calle.... Te esperaré, mi maduro machote).
A las siete en punto estaba llamando al timbre de su domicilio. Era un piso de estudiantes muy humilde, pequeño y lleno de universitarios y de universitarias. Cada habitación estaba dividida en dos con una cortina y el dormitorio de Irene (no os lo perdáis), ¡era parte del comedor!, separado de los que estaban viendo la tele., ¡solo por una cortina! Me saludaron todos y todas muy educadamente, Irene me metió tras la cortina y la corrió. Les dijo a todos...
—No nos molestéis por favor.
Me sentía como si estuviera a punto de hacerlo en público y le dije a Irene al oído...
—Irene, preciosa; no sé si podré hacerlo con tanta gente; ¿lo dejamos para otro día?
— ¡Ni mucho menos!, aunque te la tenga que chupar una ...
... hora, hoy me follas como me llamo Irene.
Qué carácter tenía la chica y que cuerpazo cuando se quitó la ropa. Yo me bajé los pantalones de tergal y, por pudor, sólo me saqué la polla por el pernil de los calzoncillos. Irene se tragó mi pene de un sorbetón, (no estaba empalmado), estaba muy menguado. Irene lo chupeteaba en la boca como si fuera un bombón, sin darle importancia alguna al hecho de que no estuviera empalmado. Empezó a tirar de mi polla con sus labios.
De pronto desapareció mi desagrado por sentirme en público, y fue sustituido por una agradable sensación de exhibicionismo, provocada por el sonido acuoso de la boca de Irene chupándomela y, por los silencios de los y las que veían la tele al otro lado de la cortina que, cuanto más ruido hacía Irene al chupar, más callados estaban. ¡Joder!, que me fui relajando y empalmando hasta ponerme como un borrico, claro está, que fue gracias a que Irene me la estuvo chupando, sin descanso ni queja alguna, más de diez minutos. Mi polla estaba dura y crecida, mi glande duro y grande como una manzana pequeña, la cual apuntaba en dirección a la cortina. Irene se la había sacado de la boca y la acariciaba con su lengua. Los de la tele, al levantarse para ir a la cocina, movieron sin querer la cortina, separando un poco las dos partes de la misma. Había una abertura de unos quince centímetros en el centro de la cortina. Enfrente había una chica de unos veinte años con el cabello oscuro y con dos trenzas, que nos observaba con la ...