Lavadero de pollas
Fecha: 22/03/2023,
Categorías:
Hetero
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... boca entreabierta. Irene empezó a chuparme los huevos, pero como si se los comiera, absorbiendo y tirando de ellos, mientras mi pene robusto oscilaba en el aire frente a la mirada ya, de dos chicas de unos veinte años y dos chicos de la misma edad, que se amontonaban tras la cortina viendo como Irene se tragaba mis huevos alternándolos.
Saqué un preservativo de mi cartera y me lo puse, le dije a Irene que se diera la vuelta de rodillas y en pompa. Al darse la vuelta, los espectadores desaparecieron antes de que ella pudiera verlos. Lo pensé mejor y puse a Irene de espaldas a la cortina y yo con mi culo mirando a la abertura de la cortina. Irene en pompa era una maravilla, el vello de sus labios sexuales era de un rubio platino y los pliegues íntimos de un rosa intenso.
La penetré sin esfuerzo, pero entraba apretada, el calibre de mi pene y el grosor de mi glande arrastraban su sexo hacia adentro y hacia afuera. Empecé a meterle con fuerza, mis muslos chocaban con sus nalgas haciendo un sonido como de tocar las palmas.
El ritmo me hacía sudar y, mis piernas separadas, dejaban sueltos mis testículos, ¡henchidos y distendidos!, que bailaban como péndulos en el aire. Giré el cuello y vi que todos los ocupantes del piso, cuatro chicas y cuatro chicos se apelmazaban enfrente de la abertura de la cortina. Me giré de nuevo hacia la espalda de Irene, sabiendo que me estaban viendo meter desde ...
... detrás de mí y, que estaban viendo también, mis gruesos testículos bailando en su piso.
Me sentía como un toro semental puesto a aparearse, como si el público fueran los dueños de la ganadería. No tardé en correrme, me temblaban las piernas. Me apeé de Irene y me quité el preservativo, me puse de pie y observe el globo. Asombrado quedé que hubiera tanta cantidad de leche dentro, habiéndome corrido el día antes en la boca de Irene. Mientras pensaba en esto, Irene me quitó el preservativo de las manos, lo puso sobre sus labios y lo derramó dentro de su boca, por último apretó el globo para exprimirlo y tragárselo todo, me dijo...
—Que dulce está tu lechada Juan, unnnn.
Irene se giró y por primera vez vio al público, dijo...
—¡Pero chicos!, ¿lo habéis visto todo? , que poca vergüenza tenéis.
Irene se puso roja como un tomate, porque, aunque estaba acostumbrada a trabajar en el lavadero de pollas, se había avergonzado de que la vieran sus compañeros y sus compañeras de piso recibiendo aquel polvazo; pero lo que más la avergonzó (como me diría después), fue que la vieran beberse mi leche directamente del preservativo, como si se tomara un tetrabrik.
Le di un azote cariñoso en el culo a Irene, ella me sonrió. Me puse la ropa y me despedí de todos y de todas. Besé en la boca a Irene y me marché. Cuando bajaba en el ascensor, mi pene aún estaba erecto dentro de mis pantalones de tergal.