1. El regalo: Un antes y un después (Vigésima cuarta parte)


    Fecha: 28/03/2023, Categorías: Infidelidad Autor: DestinyWarrior, Fuente: CuentoRelatos

    ... afirmativo de su cabeza.
    
    —No solo los espectáculos y la música harán la diferencia. Debes atraer al público con el buen servicio, ya qué será fundamental para lograr crear un buen nombre, que se traduzca en un importante factor diferencial. ¿Está bien ubicado? —Le pregunté terminando de un pequeño sorbo, mi copa de vino tinto.
    
    —Sí lo deseas preciosa Silvia, podemos ir en seguida y así me das tu sincera opinión. —Me ofreció de manera jovial visitar aquel local Francesco, mientras Antonella batía sobre la mesa sus dos manos y exponiendo a continuación el porqué de su negativo gesto.
    
    —Pues será más tarde en la noche, ya qué estas dos plebeyas, deben salir con urgencia al salón de estética, para que esta noche parezcamos todas unas princesas ante el escrutinio de las damas de la realeza. ¡Jajaja! —Y mi bella asistente tomándome del brazo, me hizo poner de pie.
    
    —Desconozco ese mundo nocturno de frenética rumba gay, especialmente el tuyo aquí en esta ciudad, corazón. —Le respondí con sinceridad a bello italiano.
    
    —Yo, lamento no ser de mayor utilidad, Francesco querido, tal vez solo sea buena con las cifras pero si gustas, esta noche nos escapamos temprano de la inauguración y vamos a la tuya. Ya con más tiempo y calma, me enseñas tu nueva adquisición. ¿Te parece? —Y el guapísimo muchacho, resignado, asintió con su cabeza y de la mano de su novio, nos acompañó hasta la salida.
    
    Miré la hora en mi dorado reloj de pulsera con incrustaciones de fantasía y le envié ...
    ... un mensaje a mi esposo, relatándole por encima lo que iba a suceder en las próximas horas. Me respondió casi en seguida y me contó que había estado ocupado, ultimando algunos trámites y que solo hasta el atardecer, acudiría al piso para arreglarse. Nos deseamos mucha suerte en nuestras respectivas reuniones y quedamos de hablarnos por la noche. Efectivamente Antonella me llevó a un salón para que nos maquillaran y peinaran y luego me dejó a las puertas del hotel.
    
    Hacia las siete de la noche, llamé a mi jefe para avisarle que ya estaba lista. Finalmente me coloqué el vestido platinado, que con su brocado de finos hilos de plata, distribuidos en formas geométricas, centelleaba bajo las luces del pasillo y que con su profundo escote, y espalda al aire, no me permitiría mucha libertad de movimiento. Y cuando pude ver a don Hugo, abriendo la puerta de su habitación, los dos al mismo tiempo nos quedamos con la boca abierta.
    
    El estilo del traje elegido por mi jefe, con su blazer blanco a rayas azules, camisa de lino azul marino, corbata de seda y pantalón también índigo pero en un solo tono, le hacía lucir sumamente atractivo y el olor de su colonia, la misma que dejó impregnada en mi vestido aquella tarde y me causó dolores de cabeza con mi esposo, inundaba con agrado mis fosas nasales. Le acomodé un poco el pañuelo de lunares blancos diminutos sobre la tela de seda añil, en el pequeño bolsillo de su blazer y le adulé por su imagen tan varonil. El también hizo lo mismo, ...
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