El regalo: Un antes y un después (Vigésima cuarta parte)
Fecha: 28/03/2023,
Categorías:
Infidelidad
Autor: DestinyWarrior, Fuente: CuentoRelatos
... agradeciendo que por fin llevara encima, el vestido que él juraba que yo había escogido en ese almacén, pensando en él. No fue así, pero el destino quiso que antes que mi esposo, fuera mi jefe quien tuviera el placer de posar el gris de sus ojos sobre la brillante tela que cubría a medias mi cuerpo, admirándome de arriba hacia abajo, paseando tímidamente la punta de la lengua sobre sus resecos labios.
Recién se abrieron las puertas del elevador, del falso techo colgaban globos platinados y festones escarlatas; y de pronto me sentí intimidada por todas esas miradas escrutadoras, mi jefe por el contrario, feliz y presuntuoso de llevarme a su lado, tomada del brazo. Saludos del personal y de algunos de los socios quienes estaban acompañados por sus esposas. Señoras también de edad con vestidos mucho más recatados, que saludaban fingiendo agrado por la recién llegada y aparte debí sonriente, soportar las miradas obscenas de sus esposos hacia mi pecho, esperando por un eventual descuido mío.
Doménico, Francesco y su padre, afortunadamente vinieron a mi rescate y aproveché el encuentro para preguntar por mi asistente.
—¿Y Antonella? —Le pregunté a Francesco, con mi voz y mirada.
—Humm Silvia, creo que no demora. Es mujer y como tal, es de las que se hace esperar. ¿Champagne? —Y separándome del cobijo de mi jefe, me llevó hasta el fondo del amplio piso, exactamente al lugar donde habían preparado una larga mesa cubierta con un delicado mantel blanco bordado, sillas ...
... altas e igualmente cubiertas por similares telas y un amplio moño de brillante tela carmesí en el espaldar.
Allí le solicitó a un mesero, las respectivas copas de la espumosa bebida. Y así, acompañada por el guapo italiano, Francesco me fue presentando a algunas personas que no trabajan en la organización pero que él las había invitado primero a este evento y posteriormente a la inauguración de su discoteca. Eran jóvenes como él, y de clara tendencia homosexual, aunque también había allí tres mujeres, con edades de entre los veinte a los veinticinco años.
—¡Hasta que por fin te encuentro Silvia! —Escuché la delicada voz de mi asistente personal a mi espalda. Me giré y me quedé de una sola pieza al ver la imagen de una sin igual obra de arte italiana.
Antonella se encontraba allí de pie tan preciosa como la más deseada de las joyas de la realeza. Me remonté a mi breve época de modelo de lencería, sin embargo la preciosa italiana parecía más una modelo de pasarela y revista de modas, con su talle frágil y espigado, la tez de una laja de mármol pulido, con su boca entre abierta como los pétalos más delicados de una urbana rosa turinesa y la redondez de sus preciosos ojos almendrados que se veían más grandes que nunca, gracias al arco alto de sus cejas negras matizadas.
Su vestido era suntuoso, muy provocativo y seductor. Los delicados pliegues del chiffon rojo envolvían su figura y que en sesgadas franjas ascendían desde sus muslos, entrelazando la delicada tela ...