1. El regalo: Un antes y un después (Vigésima cuarta parte)


    Fecha: 28/03/2023, Categorías: Infidelidad Autor: DestinyWarrior, Fuente: CuentoRelatos

    ... más movido y dejar de estar rodeados de tantos «vejestorios». No te preocupes por ella que la cuidaremos y te la devolveremos muy temprano en el hotel, sana y salva. En sus cinco sentidos, no lo podría asegurar. ¡Jajaja!
    
    Y don Hugo con cara de conformismo, se despidió de mí cariñoso y con una casi paternal expresión en su rostro, me dijo…
    
    —¡Ten mucho cuidado y bebe con moderación! —Y la iluminación de sus ojos de luna plateada, se fue diluyendo tras los pasos que me fueron separando con rapidez de él.
    
    Iba Francesco junto a su novio en su deportivo plateado por delante de nosotras, trazando con el relumbrante rubio de las luces, las curvas de una colina no muy elevada, en las afueras de Turín. Antonella conducía el rojo suyo y sonriente, a veces me miraba y en otras ocasiones el retrovisor. Yo pendiente del paisaje iluminado por la claridad que otorgaba la luna, pensé en mi esposo y en su promesa de mantener lejos las manos del cuerpo de su compañera de trabajo en esa noche.
    
    Luego de una amplia curva a izquierda, ante nosotras se hizo luz primero y al detener los autos ante un gran portón de madera, en medio de dos columnas de piedra de rio, escuchamos ruidosa música, elevados gritos, aplausos y festejos por doquier. ¡Demasiada algarabía! Pensé.
    
    La reja se abrió raudamente y pude observar una mansión de paredes pintadas de cal. Dos pisos soportados en amplios arcos y cubiertas a dos aguas en rojas tejas romanas. Pinos altos y delgados iluminados para navidades, ...
    ... a uno de los costados de la amplia zona de estacionamiento y en el centro una fuente de agua, con dos ángeles desnudos iluminados por tres focos de rosada luz.
    
    —Bienvenida Silvia, este es el lugar. Nuestro sitio para vivir y disfrutar como lo deseamos ser, sin restricciones ni miradas acusadoras. —Me dijo muy feliz Francesco, entre tanto Doménico saludaba efusivo a un grupo de personas con vestuarios para un carnaval, pelucas de colores encendidos y exuberantemente maquilladas.
    
    De lejos parecían mujeres, pero ya más de cerca, pude darme cuenta de que eran hombres, por los rasgos rudos de sus rostros y la musculatura de los brazos que permanecían rodeados con las adornadas guirnaldas de plumas coloridas. Eran altos, y mucho más gracias a su calzado de plataformas que yo como mujer, me daría temor usar. Uno de ellos era muy parecido a Marilyn Monroe, otro más imitaba a una cantante americana que a Rodrigo le encanta por sus espectaculares shows, no recordé su nombre pero Madonna claramente no era. Los otros tres, la verdad que ni idea.
    
    —Vamos «cara mía». ¡Ven y te das una idea del lugar! Me acaban de comentar que hace veinte minutos empezó la fiesta, ¡Dentro está que arde! —Me invitó Francesco, abrazando por igual a Antonella y esta a su vez, extendiéndome su mano y en el interior, bajando unas preciosas escalinatas hacia un amplísimo salón, nos recibió una oleada de calor.
    
    Sonido estridente, colores rosas en las delicadas cornisas, una ardiente franja roja un poco ...
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