1. El Vecino Ruidoso Cap. I


    Fecha: 11/04/2023, Categorías: Bisexuales Autor: cachopo, Fuente: RelatosEróticos

    ... Aunque habíamos tenido sexo apasionado de novios, siempre fui muy cariñoso con ella. Se puso a mamar el capullo, muy lentamente, torpemente siendo sincero. Recordé a mi vecino, tragando mi polla entera, teniendo arcadas hasta casi vomitar; y luego miré a mi mujer, que con los ojos cerrados lamiendo mi rabo como si fuera una mojigata.
    
    Después de follar la boca a un tío a lo bestia, a quien le iba
    
    n
    
    a poner cachondo esas memeces. Ahora mismo me resultaba
    
    insulso, aunque esa misma mañana
    
    hubiese rezado para que mi mujer hiciese eso con mi polla. La vida es muy irónica. Pensé en que haría el
    
    policía
    
    en esa situación, seguro que no se contentaría con esas lamidas de quinceañera inexperta.
    
    - ¡Chupa con ganas, joder! – Mi voz sonó segura, y mi mujer se quedó quieta mirándome con la boca abierta. Hasta que no le di con mi pollón en la boca, no reaccionó. Por fin empezó a chupar con ganas. Como cuando éramos novios. – Así joder… si al final te gusta.
    
    Ella no contestaba, solo ponía toda su energía en chupar y subir y bajar sus manos por un pollón. A pesar de mis intentos de que tragase más que el capullo. Estos siempre acababan en toses y lágrimas. A
    
    l final me aburrí de la mamada
    
    y la subí en brazos. Mi mujer se mantenía delgada y la manejaba con facilidad. Y rodeándome el cuerpo con sus piernas, se quedó sentada en mi rabo, llenándole los pantaloncitos del pijama de sus propias babas y mi
    
    precum
    
    . Me besó y el sabor a mi propia polla me ...
    ... volvió loco,
    
    recordándome
    
    el pollón peludo del policía. Apoyándola contra la pared para liberar mis manos, le empecé a romper el pantalón.
    
    - Jaime… ¿qué haces? – Dijo asustada.
    
    - ¡Cállate joder! – Dije metiendo mi lengua en su boca. Tras romperle el pijama y apartar el tanga le clavé mi polla
    
    de golpe
    
    . Noté lo mojada que estaba y como la po
    
    lla entró
    
    casi entera.
    
    - Jaime, me haces daño, no me entra toda.
    
    - En el culo te entraría entera, si no quieres que te lo desvirgue es mejor que te calles. – Otra vez no me reconocía hablándole así. Parecía que el encuentro con el policía me había recordado que tengo cojones.
    
    Me la estuve follando un rato contra la pared, hasta que la llevé al cuarto en volandas y con mi rabo bien dentro. Había soltado a mi mujer, que se agarraba a mi cuello como podía para no verse atravesada por mi rabo. Me vi en el gran espejo que teníamos en el pasillo, en bolas, con mi mujer colgada como un koala
    
    ,
    
    ensartada en mi rabo, y los girones de su pantalón del pijama colgando. Estuve así unos segundos y me sentí orgulloso por primera vez en mucho tiempo.
    
    La tiré en la cama, como si fuera una muñeca
    
    . Seguía estando buena la cabrona
    
    . Desde que tuvo al niño ella se quejaba de los kilos que había cogido, pero a mí me parecía que la hacían más atractiva. La coloqué a cuatro patas y pude ver esas caderas, y su estrechísima cintura.
    
    Carla e
    
    s tan blanca que, al darle una nalgada, mis dedos quedaron perfectamente ...