1. Culo


    Fecha: 23/06/2018, Categorías: Confesiones Autor: pedrocascabel, Fuente: RelatosEróticos

    ... retirarse ella y su marido. Mis primas —ya en los treinta años, viven y trabajan en Madrid, una es médico, la otra traductora de un organismo institucional, ambas con pareja estable— viviendo su vida desligadas de su madre, lo agradecieron. Yo también, así nos vemos más a menudo.
    
    Son muchas las ocasiones en las que mi tía y yo hemos quedado para tener sexo a lo largo de los años, tanto en Madrid como en la playa, dónde siempre he ido varias veces a lo largo del año a visitarles, con o sin pareja por mí parte. A pesar de haber tenido novia y distintas amantes, Maribel siempre ha estado ahí, como una amante fija que nada exige, pero siempre dispuesta a darte lo que quieres. Ni ella ni yo hemos dudado jamás de esta situación y en ningún momento nos hemos planteado que hubiera que terminar o dejarlo.
    
    A sus cincuenta y cinco años Maribel ha cambiado física y sicológicamente, es bastante más rotunda en sus curvas, ha engordado un poco —ya no me apetece salir a correr, al gimnasio voy a pasar el rato con las amigas, a darme una ración de vista con los tíos buenorros y a tomar después unas cañas con patatas bravas— y está un poco aburrida, quizás desencantada, ya no es la persona siempre alegre, risueña, soporte anímico de todos los de su alrededor. A mí me sigue queriendo más que a nadie—¿para qué me voy a echar novio si te tengo a ti?— nos vemos bastante a menudo, salimos a cenar o al teatro y, como durante toda mi vida, me da placer cuando me apetece.
    
    Me sigue ...
    ... pareciendo la mujer más deseable del mundo, claro que sí. Ahora lleva siempre el pelo muy corto, con raya a un lado, y se tiñe las canas con tonos rojizos que conjugan perfectamente con el rubio de su pelo. Está guapa, su rostro ha redondeado los rasgos y le hace muy bien, y las arrugas alrededor de los ojos son apenas perceptibles, aunque ella se queje. El exceso de quilos lo reparte perfectamente entre las tetas, más grandes, ya algo caídas hacia abajo y hacia los lados, un pequeñomichelínen el estómago —son las cervezas, mi niño— el culo sigue siendo ancho y alargado, con más volumen —excitantemente más grande, diría yo— y los todavía fuertes y musculados muslos, más anchos y recios. Sigue teniendo su piel siempre tostada por el sol, que toma durante todo el año desnuda en la gran terraza acristalada de su casa.
    
    Estamos tumbados en la cama de su dormitorio —vivimos bastante cerca, pero a mi casa no va nunca— acariciándonos suavemente, dándonos besos cada vez más largos, ensalivados, con mucha lengua, guarros y excitantes. Le he vuelto a pedir el coño, quiero penetrarlo y follármela como corresponde, pero de nuevo ha dicho no —mi chocho ha sido sólo de tu tío y así seguirá siendo hasta que me muera, dame tu palabra de que ahí no va a entrar tu polla por muy cachondo que estés— así que me dejo hacer por su parte, tomando ella la iniciativa, como casi siempre ha hecho.
    
    Lleva más de diez minutos excitándome, mamando mi polla y penetrando mi culo con sus dedos. Utilizamos como ...
«12...101112...15»