1. Culo


    Fecha: 23/06/2018, Categorías: Confesiones Autor: pedrocascabel, Fuente: RelatosEróticos

    ... bromas acerca de que la nombraba demasiado a menudo e iba a verla muchas veces, entendió fácilmente que Maribel me ponía cachondo desde niño —en ocasiones, con su hablar juguetón e infantiloide, se hacía pasar por mi tía mientras estábamos follando— además de tenernos gran cariño. Con Amparo y otras mujeres con las que he tenido relaciones no esporádicas de amistad y sexo, no venía a cuento presentarlas a mi tía, aunque sí ha conocido a alguna de ellas y siempre ha estado al tanto, con todo tipo de detalles, de mi vida sentimental y sexual.
    
    Las casualidades existen, por supuesto, resulta que Maribel y Chusa viven en la misma calle, tienen en común el gimnasio al que van, se conocen, se llevan bien, son del mismo grupo que sale a tomar cañas, y mi tía sabe que follo con ella, primero porque yo se lo he dicho, y porque también Chusa se lo ha contado, sin saber que somos familia, al menos en un primer momento, y no sé si después con cierto morbo, dado que Maribel le ha reconocido que somos amantes desde siempre.
    
    Cuando mi tía me lo contó pensé que ya no iba a ver más a Chusa, que Maribel la había ahuyentado, quizás a propósito, pero no, me ha telefoneado y hemos quedado esta tarde en su casa para tomar café después de comer.
    
    Llego a eso de las cuatro de la tarde, tras subir en el ascensor veo abierta la puerta del piso.
    
    —Hola Edu, ve al salón, ahora mismo salgo
    
    No he llegado a sentarme, pero casi me caigo sobre el sofá al ver a Chusa, quien viene a recibirme ...
    ... desnuda y sin ningún tipo de maquillaje, con la melena peinada de manera que parece un león, llevando tan solo unos zapatos negros de altísimo tacón, unas medias negras prácticamente transparentes que le llegan muy arriba en los muslos, hasta las ingles, y en el cuello una ancha cinta de suave cuero negro, como si fuera un collar de perro. Excitante, guapa, espectacular, verdaderamente impresionante.
    
    Me desnuda rápidamente sin decir nada, simplemente me mira a los ojos con expresión alegre, como de cierta guasa, plenamente consciente de la impresión que me ha causado, de lo cachondo que estoy ahora mismo.
    
    Durante muchos minutos nos besamos y acariciamos todo el cuerpo, sin parar ni un momento, sin ningún tipo de cortapisa, sin hablar, sólo reconociéndonos, buscando la mutua excitación, indagando en el cuerpo del otro con total y absoluta naturalidad, familiaridad y confianza, sabiendo que es lo que ambos queremos y necesitamos.
    
    Nos detenemos unos instantes, lo suficiente como para que Chusa se levante y traiga un frasco de lubricante que unta a todo lo largo de mi crecido, tieso y duro falo. Antes de que pueda indicarle nada, se pone arrodillada sobre el ancho sofá —ha tenido la precaución de extender varias blancas toallas— inclina el torso, apoya la cabeza sobre el asiento, de manera que su maravilloso culo redondo se hace evidente en toda su grandeza. Me acerco con la polla cogida con la mano derecha, empujo en la entrada del ano y penetro sin dificultad, suavemente, ...