Culo
Fecha: 23/06/2018,
Categorías:
Confesiones
Autor: pedrocascabel, Fuente: RelatosEróticos
... ronroneando y emitiendo algún que otro suave gemido, esperando que le meta la polla que estoy restregando arriba y abajo por su sexo ayudándome de la mano, deteniéndome durante unos instantes en la zona del clítoris, volviendo a subir y bajar.
—Ya, Edu, ya, por favor
Sí, me gusta, más todavía cuando meto el capullo y un poco más en su coño, lo agradece gimiendo largamente, en voz todavía baja, que cambia en el mismo momento en que con un único golpe de riñones le meto la polla entera hasta llegar lo más profundamente posible, empujando ya de manera constante, adelante y atrás.
—Fóllame, sí, fóllame
Eso es lo que hago durante los próximos muchos minutos, adentro y casi afuera, empujando con fuerza, agarrados mis brazos a las piernas dobladas de Amparo para ayudarme a incrementar el ritmo, que poco a poco aumento hasta que se convierte en un polvo de puta madre, con la mujer dando gritos en voz alta cada vez que empujo a fondo, ambos con los ojos cerrados, la boca abierta, las aletas de la nariz vibrando a la búsqueda de más oxígeno, y mi polla contenta y feliz de sentir la suavidad, el calor del empapado coño, y el roce constante de las paredes vaginales, que aprietan como si abrazaran la tranca entera, envolviéndola en una estupenda sensación. Todo ello acompañado de los ruidos de la cama metálica, del somier de lamas de madera que crujen como si se fueran a romper, del golpeteo de nuestros pubis, del sonido líquido de los muchos densos jugos sexuales batidos ...
... por mi rabo… y los espasmos vaginales que parecen pellizcar la polla cuando Amparo, que no ha dejado de tocar su clítoris con dos dedos, tiene su largo y sentido orgasmo, curiosamente, casi en silencio, sin apenas meter ruido, como si estuviera muy concentrada en sí misma o algo parecido.
—Ah… ya, ya, sácala, sí, sí, sí…
Tal y como me pide la saco, vibrante, roja, plena de sangre en sus cuerpos cavernosos, me la meneo suavemente durante el minuto que le dejo a la mujer para recuperar su resuello, y sin necesidad de hablar ni hacer un solo gesto, la mujer se da la vuelta, todavía con dificultad en sus movimientos, algo aletargada, se pone arrodillada con las rodillas muy arriba tocando sus tetas y las piernas juntas, de manera que su precioso redondo culo se hace evidente en su mayor plenitud.
—Suave, muy suave, Edu
Así lo hago, extiendo un buen chorreón de lubricante a lo largo de la raja y me detengo en el ano, en donde introduzco el dedo índice adelante y atrás media docena de veces. Me muero de ganas por sodomizarla, y es lo que hago tras darme lubricante en el glande, con facilidad, sin los problemas que planteaba su hermana, simplemente empujando, apretando la punta del capullo en la roseta del ojete, que se abre para dejar paso a mi encabritada necesitada polla.
Ahora sí que grita Amparo. A cada uno de mispollazos hacia dentro del culo responde con un grito corto, en voz alta, que consigue ponerme todavía más cachondo, si eso es posible.
Bien agarrado a ...