1. El regalo: Un antes y un después (Final)


    Fecha: 06/05/2023, Categorías: Infidelidad Autor: DestinyWarrior, Fuente: CuentoRelatos

    ... los dos hombres, apoyadas mis manos a los costados sobre la mesa, doblando mis dedos contra su chato borde y con mis piernas bien abiertas, reposando mis talones sobre las fibras de la alfombra.
    
    —¡Bueno chicas! ¿Estamos esperando a alguien más? —Nos habló Hugo, decidido a ganarse el premio mayor.
    
    —¡Deja el afán cariño! Mira que estamos indecisas sobre en cual plato vas a poder degustar tu postre. —Le comenté yo, dejándolo en intrigante silencio y observando como Martha iba acomodando con paciencia de artesano en el medio de mi rajita, una, dos y hasta tres mitades de las rodajas de un amarillo banano ecuatoriano y la punta restante… ¡La fui devorando!
    
    Martha abriendo delicadamente con sus dedos índice y medio la hendidura de mi vulva, ya de por si humedecida por las sensuales imágenes que mi mente avizoraba, introdujo con cuidado en la entrada de mi vagina, la punta roma de una parte, y sentí ingresar dentro mío al menos un cuarto de aquella fálica fruta, quedando a la vista un poco, disponible para una hambrienta boca o la lengua golosa de Hugo. ¡Hummm!... ¿Y si deseaban sus dientes también morder? ¡Pufff! Un leve jadeo huyó de la oscuridad de mi boca, como ladrón furtivo a media noche, tan solo de imaginar lo que pronto iba a ocurrir.
    
    Luego Martha, con el tarro plástico repleto de miel y dominado en el centro por su mano, fue demarcando un serpenteante y empalagoso camino de gruesas líneas ámbar, desde la parte baja de mi vientre, ascendiendo luego por mi pubis ...
    ... convertido en un desierto de piel suave y libre de vellitos hasta llegar a las dos dunas que formaban mis labios superiores y chorreó de espesa melaza la ingle derecha, esquivando mi central abertura, para saltar en medio del abismo de mis muslos y ya en el otro, con aquel jarabe, ascender de nuevo imitando el anterior recorrido y llegar de nuevo hasta unir los caminos un poco más arriba, sobre mi Monte de Venus.
    
    Esparció sobre las otras tres mitades bastante miel y las colocó sin prisa sobre uno de los senderos primero una, luego otra en el adyacente y en el centro, en el comienzo de la unión de los caminos, la última. ¡Y yo muy excitada! Noté como un involuntario espasmo recorrió mi interior e inconscientemente lancé fuera el pedazo de banano. Martha con agilidad felina lo alcanzó en el aire, antes de que se precipitara sobre la alfombra. Me miró vanidosa y sonriéndose me dio un beso en la boca corto, casi inmaculado y aprovechó para introducir de nuevo aquel falo de fruta fresca que ya me hacía desear otro tipo de penetración y mantuvo su pulgar allí para que permaneciera cálido y húmedo por mis flujos, derramando desde cierta altura una mayor cantidad del espeso almíbar untándose bastante el dedo que mantenía aquella fruta esperando ser degustada. Y de espaldas a Hugo, le dijo sin nervios ni temblor en la voz, que ya podía acomodarse para proseguir.
    
    Hugo adelantó su rostro muy entusiasmado, quizás demasiado, y dio la punta de su nariz contra la redondeada parte baja ...
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