El regalo: Un antes y un después (Final)
Fecha: 06/05/2023,
Categorías:
Infidelidad
Autor: DestinyWarrior, Fuente: CuentoRelatos
... de mi busto derecho. De inmediato Martha, ubicada ya por detrás de mí, presurosa me asió por las axilas y mi espalda encontró un tórrido apoyo sobre sus pechos, exponiéndome aún más al devorador pecado. —¡Más abajo querido! Siiiií, por ahí vas bien. —Le dijo ella a su esposo, en el casi musical tono, bajo y muy dulce de su voz.
La boca con seguridad alentada por el aroma que se desprendía de mi sexo o el dulce característico de aquella fruta, descendió muy cercana a los poros erizados de la epidermis en mi vientre y la lengua jugosa tocó con timidez un poco a su izquierda, la mitad de la rodaja de aquel banano y su miel en el centro. Probó triunfante el camino a la diestra y con sus carnosos labios se dio a la tarea de pasearla, en un lento lamer y absorber, encontrando a medio camino hacia mi intimidad, la suave textura de la otra rodaja partida a la mitad. Se le deslizó un poco y tuvo que morderla, llevándosela al interior de su boca casi también con algo de mi piel. Delicioso pellizco que me hizo estremecer y reaccionando a su leve mordisco, levanté mis dos piernas sosteniéndolas bien abiertas y elevadas, magnificando la erótica sensación de ser alimento de su placer. ¡Rozando sin querer la rodilla de mi amor!
Por fin volvió el músculo pastoso a apoderarse en mi ingle de la miel. La respiración agitada, sí. En Hugo soplando ardores sobre mi raja. De Martha el suyo lo sentía muy cercano a mi oído izquierdo, detallando toda la acción y nuestras reacciones…. ¡Aghhh! ...
... Gemí pues claramente en mí, el aire huía de mis pulmones, escapándose entre jadeos cortos y continuados, cuando después de mantener prisionero entre mis dientes, el labio inferior de mi boca, la entreabría para poder aspirar necesariamente y evitar un quejido más audible para los allí presentes, incluido mi esposo. Pero Hugo no saltó de inmediato de un muslo al otro. ¡No!, Sencillamente se desplomó con boca, labios, lengua y hasta su nariz en la mitad de mi gruta abierta.
Recorrió sin prisa de arriba hacia abajo los bordes de mis pliegues, chupando de paso mi empinado clítoris brillante, rosado y usando su lengua como un cucurucho, se dio por enterado de aquel pedazo que mi vagina pugnaba por expulsar y mis músculos retenían con fuerza. Abrió Hugo aún más su boca, apoderándose por completo de la entrada; sus dientes pronto aprisionaron aquel pedazo de fruta y la sorbió, masticó y volvió a descender sobre los flujos que brotaban ya de mi abierto interior, mezclándolos con su saliva. ¡Bebió de ellos, calmando su sed y por supuesto acrecentando la mía! Segundos pasaron… ¿Un minuto o dos? Ni idea, lo que si recuerdo es que no me pude contener y enlacé su torso desnudo con mis piernas, en pasional cerrojo de requerido placer, atrayéndolo hacia mi empapada cavidad.
Y mi cadera se adelantó entre agitaciones ya entregada y sumisa para recibir de aquella boca mi mayor placer, mientras que los dedos de Martha, pellizcaban y jalaban hacia fuera, la carne endurecida de mis pezones. Ya ...