El regalo: Un antes y un después (Final)
Fecha: 06/05/2023,
Categorías:
Infidelidad
Autor: DestinyWarrior, Fuente: CuentoRelatos
... escuchamos todos allí con claridad proveniente de Martha, me hizo acelerar los embates y yo también me vine dentro del culo de aquella hermosa mujer.
Al cabo de unos minutos de recuperación, la besó Hugo en la boca con mucha pasión y yo galante, la tomé de la cintura, levantándola del sillón por mis brazos, diciéndole que me indicara el camino hacia su baño para darnos una ducha y asearnos. Mi esposa y Hugo se quedaron atrás en encubridor silencio y ya con mi preciosa madrileña de frente y su caballero desnudo y sin armaduras, nos ubicamos dentro de la cabina, me ví descargando con suavidad los pies de Martha sobre las blancas baldosas, abrí el grifo y de la regadera un amplio chorro de agua… ¿Nos enfrió? ¡No! ¿Nos besamos? ¡Sí! ¿Lo volvimos a hacer allí también de pie? ¡Por supuesto! Mientras decía Martha con su delicada voz, siendo penetrada por mi mástil endurecido, que nos agradecía a los dos y a mí en especial, que me quería. —Yo a ti también. ¡Un lugar en mi corazón te has ganado! Madrileña preciosa–. Le respondí.
Cuando salimos los dos del baño aún sin secarnos a pesar de tener la toalla en las manos, Silvia cabalgaba sobre Hugo, dándole la espalda, ofreciéndonos la visión de su abierta vagina, incrustándose por completo aquel blanquecino miembro y las velludas manos de su jefe, estrujaban con deseo el par de senos. Martha me miró, sonrió y me guiñó un ojo. Se adelantó hasta el borde de la cama y observó de cerca la profunda penetración. Mi esposa cegada por ...
... las sensaciones no se dio cuenta hasta que sintió sobre su clítoris la llegada intempestiva de una lengua sedienta, que le devolvía los favores. Hugo se contuvo más, mucho más de lo pensado, tanto que Silvia sudorosa, comprendió que debía dar la oportunidad a Martha de yacer junto a su amado esposo.
Su cuerpo brillando por el sudor se apartó del que era ahora en aquella alba mañana, ya no solamente su jefe, también su amigo y su nuevo amante, para acercarse de manera sexy y plena, al hombre que amándola tanto, la esperaba con los brazos abiertos bajo el umbral de aquel baño. Y ella, mi Silvia, entró cogiéndome por la cintura, arrastrándome al interior. ¿Otro baño? ¡Claro! ¿Por qué no también con mi amor?
Mientras refregaba su espalda, las piernas y sus nalgas, –con esmerado amor– a aquella mujer que sentía tan mía a pesar de ya ser tan compartida, acariciando con ternura los senos enrojecidos, besando suavemente las amoratadas marcas en su cuello, todo su cuerpo adorado por mis manos embadurnadas de líquido jabón, pensaba en las escenas vividas, tan presagiadas por mi amiga y cliente, la liberal Almudena.
¿Ahora era mi esposa y yo, Martha y Hugo como ella? No lo pude concebir, no lo quise admitir. Solo deseaba que lo nuestro no terminara como ella acabó con su matrimonio…
…—Ofrecer libertad, agregando unos dos o tres eslabones a la cadena social que los une, atándolos tan visibles ante los demás. Desmembrando con boca y lengua, manos y dedos agitándose, en tantos ...