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Ella: El viaje a Grecia
Fecha: 15/05/2023, Categorías: Anal Autor: Hansberville, Fuente: CuentoRelatos
... tres años, estaba divorciado hacía cinco y era padre de un adolescente de quince que vivía en Barcelona con su madre. Llevaba diez años trabajando en un puesto directivo de una multinacional energética alemana. Llegaron a una urbanización privada de apartamentos de estilo mediterráneo pintada de blanco. Con un mando a distancia, Santi, abrió la verja y aparcó junto a un pequeño bloque de tres plantas. Subieron una escalera y llegaron a una puerta de madera. El hombre la abrió y pasaron al interior. Tras dejar las llaves en un mueble del recibidor accedieron a un impresionante salón desde donde se accedía a una terraza con unas increíbles vistas al mar. El hombre encendió la luz y la dosificó hasta una baja intensidad que hacia la estancia más acogedora. Luego puso un hilo musical con temas de los ochenta y los noventa. Tras preguntarle, le sirvió un vaso ancho de un típico licor griego. Ella, pensando que no debía seguir bebiendo salió a la terraza con el vaso en la mano. Fuera se oía suavemente las olas chocar contra las rocas, era la una de la madrugada y la temperatura era ideal. Salió el hombre bebiendo un whisky sólo con hielo: -¿Qué te parece? –preguntó Santi junto a ella mirando al mar. -Impresionante. ¿Tuyo o de la empresa? –preguntó interesada la periodista. -Mio, igual que el coche. La empresa me paga muy bien. –Justificó su patrimonio en un momento económico tan difícil para un país como Grecia. -Vives muy bien. -Bueno trabajo muy duro. La ...
... empresa es muy exigente. Tú tampoco debes vivir mal. Eres famosa. -No te creas, solo presento un telediario. Pero el tiempo que me queda trato de disfrutarlo a tope. Y aprender cosas nuevas… –y le miró sonriéndole. -Ah, sí. ¿Cómo qué? –y le volvió a besar el cuello. Ella tiró la cabeza hacia atrás. -Bueno… quizás… –mientras le iba quitando los botones de la camisa –…sea la hora de aprender nuevos idiomas… –ya había empezado a desabrocharle el pantalón. -¿Y qué idiomas dominas? –preguntó él con lascivia. La mujer le miró a los ojos, le besó y se arrodilló ante él. Le terminó de bajar el pantalón. Vio que no estaba depilado. Retiró su ropa interior y saltó su polla. No era grande aunque sí tenía una gran erección. Tampoco era bonita, la tenía un poco torcida a la derecha. Se la agarró fuerte y tiró hacía atrás para liberar un capullo al rojo vivo que parecía a punto de estallar. Le miró con ojos de guarra y acercó la cabeza hasta aquel trozo de carne caliente. Al contacto de sus labios oyó que el hombre dio un gemido de placer. Se entretuvo con el glande, haciendo su trabajo con un vaivén de cabeza. Mientras, él apoyado en la baranda de la terraza con la camisa totalmente abierta y desnudo de cintura a pies, suspiraba de placer. Se la acomodó en la boca para evitar arcadas y se la metió entera, para luego ir sacándola poco a poco para terminar pasando la lengua de abajo a arriba: -Uf… que bien se te da el francés. –Adulaba irónico el hombre. -Siempre he ...