Rencor o cariño
Fecha: 06/06/2023,
Categorías:
Erotismo y Amor
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... peligroso que requeriría mantuviera puesta mucha atención.
En realidad, la única decisión que tuvo que tomarse entre nosotros, fue la de si me ponía unos pantis u otros, o ningunos. Horacio me escogió unas pequeñas, bordadas que en realidad desaparecían en mi zona del pubis y solo me cubrían los bellos de la venus. Los pantis debían de protegerme que no se me notara la humedad en la entrepierna del jumper.
Ya bonita y preparada, lista para la aventura, todavía le pregunté a Horacio si aún le nacía decirme que fueranos. Claro, dijo, tienes que conocer y aprender.
“Te ves tan bonita y deseable. Te adoro y me sentiría muy mal perderte, pero creo que con esta aventura, sea lo que sea, no te perderé. En cambio, si te digo que no vayas, además de que no tengo derecho de privarte de algo que sí puede darte mucha felicidad y experiencia y que además de que está en tu edad y sexo lo que te vaya a suceder, sentiría que te quité la oportunidad. ¡Y ésta, tu solita la has encontrado!”
Le pedí que me dijera que era lo que él pensaba podría suceder, que me iba a hacer. Respondió que este señor se ve muy experimentado y él te irá llevando, solo tu date el mayor placer que encuentres y usa también tu iniciativa.
El que me dijera que me diera el mayor placer que pudiera me puso peor, le dije
“Tengo miedo, ya no siento mi cuerpo mío, siento cosquilleo por todas partes, creo que se me nota que estoy empapada y ¿él que irá a decir?”
¿PERO, QUE ME ESTABA IMAGINANDO QUE ME ...
... IBA A PASAR, ¿A QUÉ IBA?
Horacio cayó y sonrió, no supe si fue por burla o cariño. Así continuó todo el camino de ida, a él le toco conducir, muy callado y no me daba consejos.
De nuestro departamento fuimos al de él, que quedaba al lado. Al llegar, él también estaba muy bien arreglado. Nos había preparado unas Margaritas para de ahí ir al restorán de su selección. Nos saludamos amablemente, el me besó suavemente, pero ya en ese beso sentí sus intenciones, un beso entre la mejilla y mis labios, yo le respondí y creo que ahí, en ese beso yo también le envié un mensaje.
Todo el camino Horacio me trató de calmar. Me preguntó si aún me caía bien este señor y por qué nos había invitado a los dos si no se caían bien entre ellos.
“Ya verás”, le dije, “es muy buena gente y tiene muy buena plática, es simpático solo en la junta no se dejó que le impusieran algunos puntos”.
“Vamos a ver”, fue todo lo que contestó.
Él también venía muy excitado y su plática y sus comentarios no eran los de siempre. Me sorprendió muchísimo ese estado en el que él también se encontraba y hasta me di cuenta de que a ratos temblaba de nervios.
Entramos los tres, en el restorán nos recibieron con mucha cortesía y nos llevaron a una mesa que quedaba rodeada de plantas, hermosa, y en esquina, según parece ya la había pedido especialmente éste señor. Fue ahí en donde, por fin, me enteré del nombre de este señor, se llama Greg. Nos presentamos muy amigablemente y comenzamos a platicar de mí, ...