Ocurrió en el sur
Fecha: 11/06/2023,
Categorías:
No Consentido
Autor: campillo, Fuente: CuentoRelatos
... que no fuera capaz de disfrutarlo; me hizo que le mostrara y me metió un dedo:
-Lastimado está, se ve que te ha roto el culo, bien roto-, me dijo a modo de comentario, pero nada más. La primera noche, no pude dormir pese a los calmantes y las pomadas que me puse para aliviar mi culito. Pero Félix no estaba dispuesto a perdonarme y vino día a día durante casi un mes, a culearme, todos los días, sin el menor cuidado, sutileza o cariño; siempre matizando su actuar con golpes tan impiadosos como injustificados. Solamente venía a culearme para que se me abriera bien la cola.
El primer día, el siguiente al de mi estreno, apareció a la siesta y se paró como un triunfador; por mi parte, entendía que debía abandonar mi actitud pasiva de dejarme hacer impertérrita, para evitar que me volviera a culear, de modo que lo ataqué de frente pidiéndole la pija para chuparla.
-Dámela- le pedí – Te la quiero chupar y tragarme todo. Dámela.- Aceptó gozoso y riéndose de mi, mientras adivinaba lo que yo quería evitar, pero cuando la tenía al fondo de la garganta y no podía hablar, me dio un bofetón y me dijo:
-Buen intento chiquita, buen intento. Pero no creas que antes de terminar no te voy a volver a romper el culo-. Quedé alelada. Sacó su pija de la boca, me llevó tras el respaldo del sillón y me echó de boca sobre él, subió mi pollera, bajó mi bombacha, y así, en seco, me la mandó hasta el fondo. Fue el infierno; yo gritaba desesperada y manoteaba, mientras él reía y teniéndome ...
... aplastada contra el sillón, decía:
-¿Duele señora? Aguante hasta que no le duela más, ya está bien abierto ese ojete-, me decía burlonamente. La sacaba y la metía, lastimándome intencionalmente. Me culeó hasta cansarse, lastimándome nuevamente, reabriendo las heridas del primer día.
Los días fueron pasando del mismo modo: todas las siestas aparecía Félix. Yo lo esperaba vestida a su gusto como una señora, pero sin bombachas y sin una palabra de más, iba al sillón, me reclinaba sobre el respaldo, apoyaba las manos en los posabrazos y le dejaba el culo a disposición como quería Marcelo.
Normalmente embadurnado con cremas cicatrizantes y anestésicas porque no podía caminar normalmente, ni sentarme y el bruto me volvía a abrir las heridas todos los días. Ahí echada me relajaba todo lo posible para que su enorme verga entrara sin dificultad; a decir verdad, mi culo no hacía ya resistencia alguna, estaba roto y abierto y la pija de Félix se convirtió en un conocido huésped, aunque hostil, que no tenía dificultades en entrar. Cuando la tenía adentro, además de moverse atrás y adelante, hacía un movimiento circular, ensanchando más la abertura de mi lastimado ojete. Yo, ya no lloraba ni me quejaba a mi marido. La escena se repetía: Callado, Félix no hacía más que llegar y ensartarme sin piedad, gozando de mis sollozos y mis súplicas, hasta que se vaciaba en mi; quería tenerme bien abierta y rota y vaya si lo logró.
Luego de unos instantes, me pedía una paja y apenas mi mano ...