Ocurrió en el sur
Fecha: 11/06/2023,
Categorías:
No Consentido
Autor: campillo, Fuente: CuentoRelatos
... había revivido su pija, me la perdía en la boca en un acto en que predominaba la brutalidad sobre la morbosidad porque la mantenía siempre al fondo, otras veces, me volvía a dar por el culo. En esos días me arrastraba por el suelo; el dolor en la cola era enorme, la irritación indescriptible y la humillación de la vejación, me destruía.
Cuando me culeaba le gustaba abrazarme de atrás, prenderse a mis tetas, y me mordisqueaba el cuello y las orejas, pegándose a mi; a veces yo sentía alguna excitación.
Cuando pasaron algunos meses, diría que unos dos o tres, la conducta de Félix se hizo más hostil; Ya para ese entonces me culeaba sin dificultad, y si bien la incomodidad no había desaparecido, mis dolores no eran tantos, ni estaba tan lastimada. Venía todas las siestas por lo suyo y lo esperaba yo lista y dispuesta. Ya por ese entonces comencé a sentir el sabor de su eyaculación en la boca, cuando me acababa en el culo. Yo ya ni mencionaba el tema a mi marido por temor a su reacción. Pero Félix quería más, e hizo suya la costumbre de visitarnos a la tardecita, cuando mi marido venía de trabajar y los chicos estaban en plena tarea en casa; decía venir a charlar, pero apenas aparecía sentía mi culito palpitar, sabiendo lo que le esperaba. A veces me entraba la duda de esa sensación ¿Sería que me comenzaba a gustar? Ya no quería culearme en soledad sino frente a mi marido y con el riesgo de la entrada de los chicos; agregó un componente de morbo y riesgo. En medio de la ...
... charla con Marcelo, no era extraño que Félix le dijera:
-¿Podré?- aludiendo a la posibilidad de culearme. Para Marcelo asentía; era más importante el informativo que ese hecho, así que desde la primera vez que se lo pidió, pegó el grito para evitar interrupciones:
-Chicos, cierren esta puerta y no aparezcan por aquí para nada hasta que les avise-. Y me dejó a disposición de su amigo, que me llevó atrás del sillón, donde Marcelo veía el informativo y volvió a romperme el culo, mientras me hacía que acariciara mi marido en la cara. Después, apenas terminado, tenía que arrodillarme frente a él y hacer mi prueba de tragasables hasta que me llenara la tripa de leche. Yo me había convertido en un animalito obediente que día a día recibía su ración de pija en la boca y en el culo a la vez que una servidora humilde del amigo de mi marido. No pasaba el día que no me echara al menos dos polvos.
Esto duró varios años, más de dos ¿Cuántas veces me rompió el culo Félix? No lo sé, pero tengo la impresión de más que los días del año; ¿Cuántas veces se la chupé o me cogió por la boca? Tampoco lo sé. Lo que puedo contar es que Félix fue poniendo en el tema primero un componente de riesgo y luego una dosis de crueldad, mientras yo comencé a aceptarlo más fácilmente y no sé si a gozarlo.
Ya desde que me rompió el culo, sus otras acciones querían hacerme sufrir, aunque sin confesarlo, y gozaba de mi humillación y mi sumisión, pero fue variando y ahora quería que fuese a él y no a mi ...