1. Mi instructor del gimnasio me hace nena


    Fecha: 25/06/2023, Categorías: Transexuales Autor: fernandatrans, Fuente: CuentoRelatos

    ... en el ascensor y volvería a casa a olvidarme de todo esto. Sí!
    
    Me incorpore un poco y me volví a sentar más cerca de él, tocando su muslo con el mío. Di una calada larga y amanerada a mi cigarrillo. Volví a verter más aceite en mi mano y la dirigí a sus abdominales. Definidos, fuertes, suaves, duros por dentro y tiernos por fuera. Froté y acaricié sus brazos. Froté y acaricié sus hombros, los dos, pasando por delante de él, con su cara a milímetros de la mía. Froté y acaricié sus muslos, grandes, varoniles, brillantes y calientes. Volví a fumar, beber y verter aceite en mi mano, y volví a frotar sus pectorales cuando sus ojos se abrieron y su mano cogió la mía.
    
    -Esto ya lo has acariciado. Tienes que aprender a amar a un hombre. -decía mientras intentaba bajar mi mano hacia su polla. Su polla seguía ahí, por más que intentara no mirar. Era gruesa, larga, brillante y cálida. Olía de forma intensa, pero no desagradable. Olía a sexo y por eso la temía. Mi mano se negaba a bajar ahí. Nos mirábamos fijamente, el intentando bajar mi mano, yo intentando acariciar su pecho. En el fondo sabía que su fuerza era intratable para mí. Yo no era rival, solo quería que dejase de luchar, que aceptase y aprendiese a amar a otro hombre. Que entregara mi hombría, la poca que quedaba y la poca que nunca tuve. Con nuestras manos en plena lucha me dijo:
    
    -Mírate al espejo.
    
    Y así lo hice, miré al espejo enfrente de nosotros y me vi, sujetando un cigarrillo demasiado largo para ser de un ...
    ... hombre. En tacones altos, bragas y body de satén. Maquillada como una puta y junto a un hombre mucho más alto, fuerte y masculino. Y vi la imagen andrógina y sumisa, vestida de blanco y reflejada en el espejo como bajaba lentamente la mano, como el hombre junto a ella acompañaba su mano con la suya, y sentí una forma larga y gruesa, caliente y suave rodeada por mi mano. Le miré y él sonreía, dejó caer su cabeza atrás y cerró de nuevo los ojos. Miré hacia abajo y vi mi mano libre agarrando la polla enorme del hombre que estaba junto a mí. La acaricié, la froté despacio embadurnándola de aceite, sentí su olor, su calor su fuerza su masculinidad. Noté mi entrepierna temblar de excitación, pequeña sumisa y entregada. Acaricié su polla arriba y abajo, froté su glande enorme con mi pulgar y él gemía. Mi respiración se hacía más fuerte, me miraba en el espejo y la imagen reflejada era más excitante aún. El volvió a hablar:
    
    -Vamos nena, aprende a amar a un hombre, ya sabes lo que tienes que hacer.
    
    No quería. Solté el cigarrillo y puse mi otra mano sobre su pecho y lancé mis labios contra los suyos. Le besé, le besé fuerte como él me hizo a mí. Pero no era eso. Eduardo me apartó con su enorme brazo y me dijo:
    
    -Eso no es. Eso no es lo que yo quiero, y eso no es lo que tú quieres hacer, y lo sabes. Acéptalo ya. Deja de pensar como un tío y cómete una polla. Se una chupapollas. -dijo cogiéndome de la nuca y llevando mi cabeza a su polla.
    
    Esta vez no pretendía jugar con mi ...
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