1. Mi instructor del gimnasio me hace nena


    Fecha: 25/06/2023, Categorías: Transexuales Autor: fernandatrans, Fuente: CuentoRelatos

    ... deslizó suavemente dentro de mi ano.
    
    -Shhh! Tranquila, relájate. Sabes que va a ocurrir. Acepta que vas a perder la poca hombría que te queda nena.
    
    -No no no no! Por favor No!! -volví a gritar cuando su pene se posó sobre mi ano.
    
    -Shhhh! Te gustará, lo sabes. -susurró a mi oído cuando su polla enorme empezó a empujar y su cuerpo suave, fuerte, brillante, musculoso, cálido y masculino se posó sobre mi espalda, tapándome e inmovilizándome por completo…
    
    Podría hacer… Me visualicé huyendo de… Podría salir… No. No podría. No podía. Eduardo era mucho más grande y fuerte que yo. Eduardo me tenía inmovilizada con su cuerpo cálido y masculino pegado al mío. Pude huir, y volví a acariciarle. Pude huir y hacerle daño, pero le acaricie la polla con mis labios y mi lengua. Pude, y me quedé. Va a pasar, lo sé.
    
    Mi cuerpo se paró y mis caderas dejaron de moverse. Mis brazos cayeron suaves en el sofá. Mis ojos abiertos y asustados le miraron cuando giré lentamente mi cabeza y le dije:
    
    -No… no me hagas daño, por favor. Hazlo despacio…
    
    Eduardo sonrió y me besó en los labios tiernamente. Y me dijo:
    
    -Tranquila nena, tendré cuidado. Tú relájate y aguanta.
    
    La presión fuerte de su polla en mi culo aumentó poco a poco. El glande suave y brillante. Caliente y duro que besaba hace unos minutos comenzó a entrar, abriendo mi ano, entrando en mí. Y el dolor lo confirmaba, me estaba rompiendo el culo. Mis gemidos no eran como cuando le chupaba la polla. Eran de dolor. Su ...
    ... cuerpo cálido calmaba mi espalda y sus palabras y susurros me calmaban el espíritu. Me hacían colaborar. “Tranquila, ya está. Aguanta reina. Tranquila princesa.” Su polla entró un poco más del glande y se detuvo. El dolor profundo e intenso tenía mi cuerpo flojo, inerte e indefenso. Mis manos apretadas igual que mis ojos, dos lágrimas caían por mis mejillas y mis labios suplicaban que parase. No que me dejase en paz. Sus palabras me calmaban. Sus caricias y besos me animaban. Su polla enorme quería más. Mi culo empezó a aceptar lo que Eduardo ya sabía, nada más verme. Que era una nenaza y que aprendería a amar a otro hombre. Que dejaría yo de ser un hombre y ser lo que siempre fui. Otra cosa, llámalo como quieras. Nenaza, marica, no me importaba. No era un hombre. Era un ser dulce, tierno, femenino. Estaba maquillada, llevaba puestas unas braguitas de satén blanco y un body a juego de satén y encaje. Zapatos de tacón alto enmarcaban mis pies y medias de seda mis piernas. Me había besado un hombre. Me había masturbado un hombre. Había acariciado y frotado con aceite el cuerpo desnudo de un hombre. Había chupado la polla de un hombre. Y un hombre estaba rompiendo mi culo y metiendo su polla dentro de mí. Mi culo lo supo. Mi cuerpo lo supo. Y lo aceptó. Mis caderas empujaron hacia atrás y su polla empezó a profundizar en mi culo. A profundizar en mí. Y yo lo supe…
    
    -Ahh! -el primer gemido de placer salió forzado de mis labios, enmascarando y engañando al dolor. El dolor tiene que ...