1. El regalo: Un antes y un después (Decimoquinta parte)


    Fecha: 28/06/2023, Categorías: Infidelidad Autor: DestinyWarrior, Fuente: CuentoRelatos

    ... ¿Y se puede saber por qué? —Preguntó, dejando sobre la mesa un celular con funda rosada y luego otro, de carcasa azul.
    
    Me acerqué por su lado derecho y de medio lado, ofrecí sin ella pedírmelo, mis manos como aparejos para retirarle su deportivo blazer de poliéster blanco, sin premura alguna, casi que logrando escuchar, el deslizar del satén que forraba el interior de sus largas mangas en un suave rozar, como si al sentirse retiradas, besaran en triste despedida la epidermis de sus delicados brazos. La coloqué doblándola con esmero, sobre el respaldo de la silla donde ella había dejado un momento antes, colgado su gran bolso.
    
    No pude evitarlo, embelesado admiré la elegancia de sus movimientos al acomodarse en la silla cercana a la mía, girar su cabeza hacia un lado, atisbando en la lejanía algo o alguien. Como percatándose de haber sido observada por varios pares de ojos, pertenecientes algunos a hombres ansiosos y otros tantos, a mujeres llenas de envidia unos metros más allá. Delicada y fina mujer, causando en mí el agrado de estar compartiendo su espacio.
    
    Y morbosamente feliz, pues Martha al agacharse un poco colocando sus brazos sobre la mesa, me regaló la súbita visión de ver la tensa perfección de la tela que cubría, tras un leve temblor, la artificial redondez de sus tetas marcando pezón, libres y sueltas bajo un top rosa encendido de tirantes y escote cuadrado, dejando sus hombros desnudos pero arropados también por minúsculas pecas desordenadas como si ...
    ... fuesen una multitud de lunas y asteroides, flotando sobre su nívea piel.
    
    Su look de viernes lo complementaba con unos vaqueros blancos y estrechos, de esos llamados Slim, bien ceñidos a su cintura, alargando si se quiere aún más, su estilizadas piernas. Y doradas sandalias abiertas de alto tacón recto, dejando al descubierto la blancura de sus pies, con sus uñas decoradas con puntitos rojos, rosa y blancos, simulando una pequeña flor en cada dedo.
    
    Me miró, sorprendida quizá de verme allí de pie, perdido dentro de toda su atenazante belleza y fue cuando Martha sonriendo, colocó su mano frente a su boca y cerrándola posteriormente, carraspeo dos veces, llamando mi atención, bajándome de la nube a la que ella sin quererlo, me había elevado. Y así, reaccioné para retomar la conversación.
    
    —Pues sí Martha, para que te lo voy a negar. ¡Un poco! Es que ustedes las mujeres son tan complicadas y difíciles de entender. Yo pienso que Dios cuando ideó a Eva, en algún descuido de tan esmerada creación, debió olvidar hacerle entrega a Adán, de una guía ilustrada para poderlas comprender. —Y de inmediato ella se echó a reír.
    
    —Bueno Martha… ¿Y que deseas tomar hoy? ¿Café? o si gustas acompañarme a mojar la palabra con… ¿Un buen par de cervezas? —Le pregunté.
    
    —Jajaja, a ver mi caballero sin armadura, la cerveza puede ser. —Me respondió, acomodándose de medio lado en su silla, cruzando con su característica prestancia, una pierna sobre la otra y echando mano de su bolso, lo colocó ...
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