Conociendo a Juanita
Fecha: 28/06/2023,
Categorías:
Hetero
Autor: Ber, Fuente: CuentoRelatos
... anteriores ensoñaciones con hombres, concluí que me quiero mucho (sí abona a la egolatría), pero que en la situación de los otros casos que soñé, es porque también les guardo cariño. También encontré que estoy satisfecho con lo que soy (sea eso lo que sea). Y que tengo fijación por los penes pequeños (de 5 a 10 cm), aunque si se trata de uno más grande debe ser como el mío –concluí y esperé que enseguida ella me platicara algunos sueños con otras de su mismo sexo que le estuvieran causando alguna incomodidad, pero, otra vez, me equivoqué.
–Sí que eres una cajita de sorpresas y no tengo la menor idea de cómo habrá de lidiar contigo quien te toque como pareja y ahora sí me queda claro que mi propuesta sólo será de mutuo beneficio y no quiero que acarree más compromiso que no romper nuestra incipiente amistad –dijo solemnemente sin dejo de alegría, o esperanza ni tristeza.
–Tu propuesta… ¿Qué me propondrás? –pregunté temeroso porque, de acuerdo a su tono, me parecía algo superficial.
–El domingo, después de despertar me quedé un buen rato en la cama razonando lo que soñé y sentí, conste que no digo analizando –precisó–. Llegué a la conclusión de que el hombre que soñé y no pude ver eras tú. Reviví esa última parte, pero ahora con tu rostro y añadiéndole otros detalles, como abrazos, besos, caricias y me masturbé feliz –dijo, pero ahora se notaba exultante y convencida en su tono, lo cual me desorientó.
–Menos mal que te serví otra vez para algo… –dije sonriendo y ...
... guiñé un ojo.
–Mi idea es que nos seamos útiles uno al otro. Yo soy virgen y con muchos deseos de dejar de serlo, pero de una manera que recuerde con felicidad toda la vida. Tú tienes la fantasía de acostarte con una mujer “buenona”, guapa, o al menos no fea, y que tenga un clítoris grande para chupárselo. ¿Qué dices? –preguntó después de hacer una propuesta que más bien me parecía un convenio cambiario de “ganar-ganar”.
La puse de pie y me le quedé viendo de arriba abajo, le di una vuelta para mirarla como se examina un objeto que se va a adquirir, aunque sea solo por unos momentos de usufructo. Sí, ya lo sabía: era bonita; sus tetas no eran despreciables; la cintura plana al frente y el resto con las redondeces propias para sujetarla con suavidad y buen agarre; el culo era formidable; las piernas bien torneadas, ni gordas ni delgadas; también la sabía sumamente inteligente y suficientemente sensible. “Oye no me gusta que me veas como mercancía, ¡soy una persona!” dijo molesta al terminar mi inspección visual. “Y qué hermosa persona…”, dije abrazándola para continuar así nuestro camino al estacionamiento. Pero a mí seguía sin atraerme el carácter convenenciero y mercantilista como ella veía el acuerdo, acuerdo por demás no despreciable. Sólo teníamos ocho días de conocernos y saludarnos amablemente por mensajes o llamadas.
–¿Qué respondes de mi propuesta? –insistió susurrándome la pregunta en el oído, dándome una lamida en el lóbulo al terminarla.
–Qué lindo ...