Conociendo a Juanita
Fecha: 28/06/2023,
Categorías:
Hetero
Autor: Ber, Fuente: CuentoRelatos
... preguntas –susurré ahora yo y levanté su cabello para darle un beso en la nuca.
–¡Ay, desgraciado, así no se vale! ¡Me vas a encuerar en plena calle! –Exclamó sumamente excitada.
–Creo que tu propuesta la debemos platicar con más calma. Yo había dicho que las siguientes botellas de vino corrían por mi cuenta. ¿Vamos a mi casa a platicarlo? –le sugerí.
–Vamos –contestó abrazando mi cintura y apurando el paso.
En el auto prendí el aparato de sonido y nos fuimos cantando. Llegamos, metí el auto al estacionamiento del edificio. Antes de bajar del auto le dije “Déjame abrirte” y Juanita abrió los ojos manifestando sorpresa, ante lo cual añadí: “la puerta” y ella sonrió de inmediato. Ya en el departamento le señalé el baño llevándola hasta la puerta para que se lavara las manos o lo que quisiera hacer y yo me fui a lavar al fregadero de la cocina. Saqué una botella de vino rosado de la nevera, la descorché y la llevé a la mesa de la sala, junto con un par de charolas de carnes frías y una tabla de quesos que desde la mañana había preparado para la ocasión. Para terminar, calenté un pan blanco de cebolla que corté en rebanadas finas y también fueron a dar a la sala. Debido a que la noche empezaba a refrescar, prendí el calentador de la sala y el de la recámara, también quité la colcha y recorrí las cobijas (¿qué tal si yo aceptaba su propuesta?) De tal manera que, cuando ella salió del baño, todo estaba listo y la invité a sentarse. “Ahorita, déjame ver primero tus ...
... cuadros, ¿puedo?” me pidió. Contesté inmediatamente “¡Claro!” dejándole libre el paso. Momento que aproveché para sacar dos copas que me habían faltado. Desde la sala vi su recorrido en el que observaba con cierto detenimiento las obras. Prendí el aparato de sonido con música instrumental variada.
–¿Hay alguno tuyo? –preguntó al terminar su recorrido, señalando hacia los cuadros.
–Todos son míos, unos los compré y otros me los regalaron, pero yo no pinto –contesté respondiendo su inquietud, le quité el abrigo y nos sentamos.
Platicamos esta vez de gustos musicales, a Juanita se le antojó bailar y bailamos. Sentía el calor de una mujer que poco a poco se ponía arrecha con la cercanía y los besos, las caricias en los brazos, en la espalda y el contacto de nuestras piernas en los giros. Ella bajó mi mano desde su cintura para que la reposara en su nalga y la otra me la hundió en el canal de su pecho y me dio un beso donde nuestras lenguas se entrelazaron. A la cuarta pieza me dijo “Sentémonos, ya me acaloré” y después de compartirnos en la boca nuestros tragos de vino continuó el morreo. Le quité la blusa y recorrí con mi nariz el escote de su pecho. Juanita se quitó el sostén para que mi regodeo creciera, pero el goce de ella creció mucho más cuando le mamé las chiches, los pezones estaban rugosos y erectos. Mientras Juanita echaba la cabeza hacia atrás para que su pecho quedara erguido, y yo no me encorvara mucho, suspiraba al ritmo de mis mamadas. Afortunadamente no traía ...