Alejandro, el blanquito
Fecha: 30/06/2023,
Categorías:
Hetero
Autor: MirassoMauricio, Fuente: CuentoRelatos
... no dijo nada, su garganta parecía tapada, y al principio se quedó muda, pero después se escuchaba que su respiración se había acelerado más. La llamada terminó abruptamente con un sollozo de mujer. Inés empezó a dudar de si realmente eso era lo que quería escuchar. Le dijo a su empleadora que se sentía mal, y esa tarde se fue temprano a su casa de paredes interiores sin revocar.
Después de haber pasado un tiempo desde aquella llamada, entre disculpas, reproches, silencios incómodos y otras conversaciones de naturaleza poética y romántica, Inés empezó a seguirle el juego, y fue ella quien después empezó a saltarse sus propios límites, enseñándole a éste el cobre de sus más hondos sentimientos y deseos por él, sobre todo en los días en los que acababa de tener alguno de los disgustos, que ya eran normales, de la convivencia con Sebastián.
“Te quiero dentro de mí, Alejandrito, te quiero dentro de mí mientras mis piernas están igual que un abanico ocupando el mayor espacio posible, y encerrando también uno de mis hinchados pezones con tu boca húmeda y caliente, mimándome una de mis aureolas hasta hervirla”, era uno de sus mensajes escritos por celular. En otros hasta le mandaba por correo electrónico fotos suyas sugerentes, cuya contraseña guardaba celosamente. A veces, estando vestida solamente por el aire, con el acompañamiento de una angelical sonrisa y una dedicatoria.
“Alejandrito, quiero que saborees mi mariposa, que está inquieta por recibir tu atención. Que ...
... tomes aire y la saborees de nuevo, repetidamente hasta que esté absorbida por el momento. Quiero que la alegres, la diviertas, la complazcas y la dejes contenta. Subiendo y bajando por su centro, subiendo y bajando. Sorprenderla enrollando tu lengua para entrar y salir de ella de forma majestuosa. Quiero que sea tu ambición encariñarla con tus delgados dedos dentro de ella, sacándolos y metiéndolos a un ritmo constante, suave y relajadamente al principio, y luego de manera frenética, enriqueciéndomela siempre de cosquillas, buscando mis gemidos y mis gritos. Con un dedo, dos, quizás sean tres, trabajando en ese pequeño valle. Todos esos dedos, queriendo unirse a su fiesta”, fue una de aquellas dedicatorias.
Estuvieron los dos así durante la mayor parte del año anterior a la publicación del nuevo libro de Mamani. De ahí el gran porqué de lo furiosa que se puso cuando lo leyó. Una novela que, para dicha suya y desdicha del amerindio y sobre todo de su editor, no tuvo muy buenas ventas en España, a pesar de que pasaron ya varios meses.
La mayor parte de la furia que tenía Inés era más para Alejandro que para el otro hombre que no tenía ni la más remota idea de quién se trataba y qué tipo de relación tenía con el albino. La jovencita de labios gruesos y caídos seguía amando al muchacho, y se había vuelto a enamorar de él, pero después de ello casi todas sus ilusiones se habían diluido como el café y la espuma, sintiéndose traicionada. Pero no le dijo nada al respecto sobre esa ...