1. Eran las tres de la mañana


    Fecha: 28/06/2018, Categorías: Infidelidad Autor: Maduro Salido, Fuente: CuentoRelatos

    ... labios sus labios mayores, que cada vez estaban más mayores.
    
    De vez en cuando le daba un toque con mi lengua muy carnosa, metiéndosela cada vez un poco más y retirándola de inmediato, arrancándole gemidos cada vez más fuertes y más soterrados a la vez que abundaba cada vez más su flujo y mi saliva. Se corrió, estoy seguro de que se corrió. Nunca lo había conseguido de ninguna mujer y ella me lo dio, apretó el culo y noté como le palpitaba el sexo mientras me apretada la cabeza entre sus piernas. Le duró casi dos minutos y cuando se relajó empezó a besarme la polla que hasta entonces ni siquiera había rozado; besos, lamidas y chupadas de mis testículos y toda la polla, toda.
    
    En menos de cuatro minutos, por más que quise retenerme, me corrí en su boca. Nunca, a lo largo de mi vida, me había corrido de ese modo en la boca de nadie, sólo una vez, mi mujer, en los primeros años de nuestro matrimonio, se tragó parte de una segunda corrida, dos o tres gotitas apenas. Pero la nenita se acababa de meter en la boca la mayor corrida de mi vida, ni de joven, recuerdo haber tenido siete u ocho sacudidas de leche, cinco o seis de ellas de cantidad considerable, porque me escoció al salir por la punta del glande, ya que tengo el agujero bastante reducido.
    
    Yo también me tragué lo suyo, si estoy en lo cierto, le llegaron dos orgasmos casi seguidos, uno nada más empezar a chupar a fondo mi polla y otro al recibir mi leche. O era la mejor actriz del mundo y podía controlar las ...
    ... emisiones de flujo de su coñito, o estaba disfrutando de lo lindo.
    
    - Límpieme bien por favor. Como yo.
    
    Y se puso a relamerme totalmente hasta no dejar ni un resquicio de mi esperma. Yo hice lo propio y le dejé su coñito, de pelo rubio natural, absolutamente limpio, me tragué todo: saliva y flujos sin dejar nada. Como no dejaba de chuparme con tal suavidad y “cariño”, volví a excitarme, de hecho, creo que apenas se me bajó, un poco tal vez. Me acariciaba el agujero del culo e introducía la yema de uno de sus dedos, apenas nada. No lo comprendía, pero me apetecía que me metiera algo más.
    
    - ¿Tiene condones? - Me preguntó.
    
    - No. Pero ¿Cómo se te ocurre ahora?
    
    - Si me va a penetrar usted sería mejor no jugársela. ¿No cree?
    
    - Claro, por supuesto. Pero no tengo.
    
    - A mí me apetece un montón que me penetre aunque sea sólo un poquito. Yo estoy sana y creo que usted también, porque sé por su hija que es usted donante de sangre, yo también lo soy y hace poco que he dado y no tengo nada contagioso. ¿Qué hacemos?
    
    - A mí me apetece mucho más que a ti y la semana pasada me llegaron los resultados de mi última donación de sangre y estoy perfecto.
    
    - Vale, ¿me la mete un poco? pero no se corra dentro por favor. ¿De acuerdo?
    
    - Claro cielo.
    
    Que encanto. Y me beso en los labios con un sabor a mi esperma que ya no recordaba. Se puso boca arriba y se la introduje mientras me decía.
    
    - Hasta el fondo, pero, por favor señor, despacito.
    
    No me costó nada meterla entera y ...
«12...567...11»