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Ella: El viaje y el calentón
Fecha: 23/07/2023, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Hansberville, Fuente: CuentoRelatos
... espaldas y un cuerpo trabajado, pero sin ser el musculado hormonal de gimnasio: -¿No se acuerda? ¡el socorrista! –volvió a insistir el chico y se quitó las gafas de pera y cristales de espejos Ray-Ban, mostrando unos impresionantes ojos verdes. -Sí, sí claro… el socorrista. –Por fin acertó a decir ella –perdone me he quedado un poco descolocada. -¿Le puedo ayudar? –Se ofreció él. -Bueno sí. Estoy buscando una hamaca reclinable pero no veo ninguna. –Dijo ella mirando alrededor. -No se preocupe que yo le traigo una. Mientras el socorrista se alejaba hacia una esquina del jardín donde estaban apilados los asientos, la mujer le miraba por detrás. Vestía un polo blanco que resaltaba aún más su bronceado y un bañador rojo que le marcaba un culo de atleta impresionante. Sus piernas eran grandes y fuertes y las llevaba depiladas. Al llegar justo hasta ella, con la hamaca en vilo, se fijó en que sus brazos eran tan fuertes como sus piernas y no pudo dejar de mirarle sus bien marcados bíceps. Él se dio cuenta que había sido escrutado totalmente y sonrió: -¿Te ayudo? Eso debe pesar mucho. –Se ofreció la mujer. -No se preocupe. Estoy acostumbrado al esfuerzo. Para eso me pagan. –El chico le guiñó un ojo. Le miró fijamente a los ojos y le sonrió. Aunque ella no le echaba más de veinte años le empezaba a gustar este juego del coqueteo: -Se te ve muy fuerte, pero eres muy joven para estar tan acostumbrado… al esfuerzo… (Esto último lo dijo haciendo una pausa ...
... y en un tono más socarrón). ¿A qué te dedicas? -En verano ya ves. Pero he conseguido una beca para el equipo nacional de natación. –Dijo una vez dejó en el suelo la hamaca reclinable de la periodista. -Lo de la natación explica el esfuerzo. Pero… en verano… ¿como practicas… el esfuerzo si estás trabajando? –volvió a preguntar ella continuando con el coqueteo y el doble sentido. -Ah, pero es que en mis ratos libres tengo otras aficiones. –Contestó el socorrista adoptando una pose de tipo duro con los brazos cruzados, marcando bíceps y la cabeza un tanto ladeada. Ella le sonrió y le lanzó una mirada entre el deseo y la lujuria mientras se deleitaba observando el bello cuerpo de nadador de su interlocutor. Susurró: -...ya me gustaría a mí saber que aficiones son esas… Se tumbó en la hamaca a tomar el sol y mientras él ocupó su silla alta de vigilancia junto a ella. La piscina comenzaba a llenarse de huéspedes del hotel y el socorrista debía prestar más atención a sus obligaciones, aunque de vez en cuando echaba una mirada a la periodista: -Si no te pones protección te vas a quemar. –Advirtió él tras ver como la mujer se tumbaba al sol. -Ah si. Gracias. Ella estaba empezando a sentirse excitada. Sin duda la presencia cercana de él, la conversación, la imagen de su coño recién rasurado. El recuerdo de las escenas de la película porno de la noche que le sirvieron para masturbarse. La lectura del libro. Todo ayudaba a su aumento de temperatura. Se estaba ...