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HASTA LA CIMA - TERCERA PARTE
Fecha: 04/08/2023, Categorías: Infidelidad Autor: maia24, Fuente: RelatosEróticos
... que me gustaban de entrada en mi nuevo trabajo era la disposición de transporte. No tenía la necesidad de tomar el colectivo ni caminar largos tramos de recorrido, sino que podía solucionarlo todo al abrir una aplicación en mi móvil profesional y pedirle a un chófer que pasara por mí. ¡Era genial! Me sentía mucho más motivada al pertenecer a Wechsler de lo que nunca lo había hecho —en mis cortos cuatro meses dentro de la empresa—. Sin embargo, dentro del transporte privado me pregunté: ¿por qué debo de recoger a Massimo en el gimnasio? Parte del equipo que Marta había preparado para mí estaba una credencial tipo placa del FBI. Me había explicado a grandes rasgos —o quizá no tan grandes—, que la credencial iba a ser mi mejor aliada a la hora de tener que ingresar a lugares en los que yo no tendría acceso. —Es como tu placa de propiedad —había explicado Marta con una sonrisa—. Te sirve para llegar y decir: eh, ese hombre no muy apreciable de ahí me pertenece, déjame pasar por él. —¿Cómo la credencial que se les da a los padres de los niños de inicial para poder recogerlos del colegio y entrar fuera de horario en caso de ser necesario? —había preguntado y Marta había asentido. —Aprendes rápido —había dicho. Pero en mi cabeza no congeniaba del todo la idea de entrar en un gimnasio, mostrar una credencial de la empresa y pasar como si fuera dueña del mundo. Era como si quisiera pagar una soda con mi credencial de estudiante. ¿A quién se le había ocurrido esa ...
... idea tan horrible? Después quise construir una imagen en la que me encontraba a Massimo y le recordaba la reunión. ¡Qué terrible situación! Yo en zapatillas, con una cartera y un móvil en mano, en el centro de un montón de chicos en músculos y sudorosos yéndole a recordar a uno la reunión de las dos. La gente se preguntaría: ¿qué no existen los móviles o el internet? ¡Y tendrían toda la razón del mundo! Pero si le escribía un texto a Massimo —cuyo número lo habían dejado registrado en el móvil para el trabajo— tipo: ¡hey! Tenemos junta a las dos, estoy fuera de tu gimnasio para llevarte a la fuerza de ser necesario, Massimo podría ignorarlo y pasarse por alto la reunión. No podría ser tan irresponsable, ¿o sí? Todos esos millones de los que me hablaron no sobrevivirían en la irresponsabilidad. Y ese es tu trabajo, escuché la voz de Emilio en mi cabeza. Al final permanecí media hora fuera del gimnasio repasando todas las posibilidades que tenía de acción hasta que Massimo terminó saliendo por cuenta propia. Me miró con cara de pocos amigos. —Llevas ahí parada más de lo que yo me tardé en aburrirme de la recepcionista —se quejó. Las mejillas se me sonrosaron sin querer hacerlo. —¿Me has estado viendo todo este tiempo? —pregunté, indignada. Massimo asintió mientras tomaba agua de su cantimplora. —¿Y preferiste seguir hablando la recepcionista? —Me parecía más entretenido que tu pobre elección de colores —criticó mientras me miraba de ...