1. El regalo: Un antes y un después (Decimoséptima Parte)


    Fecha: 04/08/2023, Categorías: Infidelidad Autor: DestinyWarrior, Fuente: CuentoRelatos

    ... vertebral. Lunas pequeñas, estrellas también. Pequeñas cruces se intercalaban con corazones, una clave de sol y varios puntitos cuyo diseño no me decía nada en realidad. Pero delicado y muy sexy si me pareció. En la parte interior de su brazo derecho, otro tatuaje adicional con una inscripción que me pareció estar escrita en latín.
    
    Por delante me dejó observar sin reparo, el buen trabajo de algún cirujano plástico, dos preciosas y redondas tetas, con aureolas parduzcas y en cuyos gordos pezones, resplandecientes por el sol, dos pequeños aros de metal los atravesaban. Y en su ombligo uno adicional, para más abajo sobre su pubis, volver a ver aquel arabesco diseño entintado de la primera vez, pero en esa mañana, poder hacerlo con mayor detenimiento al ir sumergiéndose con parsimonia dentro del jacuzzi. Primero un pierna, luego la otra y apoyándose en su mano derecha, el resto de su cuerpo.
    
    Martha se mantuvo estática, con sus manos sujetando con firmeza los pliegues de la bata blanca contra su pecho. Estaba como indecisa al igual que yo, en si seguirle el juego a Almudena y quedar todos tres en cueros o sacar alguna excusa y no continuar exhibiendo toda nuestra piel.
    
    —¿Y bien? Ahora no se van a cortar ni a hacerse los dignos, que ya se han visto todo creo yo. ¿No les parece? —Nos dijo ya cubierta de burbujas hasta el cuello, Almudena. —¡El jacuzzi ya los está esperando!–. Sentenció fuerte y claro, en espera de nuestra decisión.
    
    Martha con bastante carácter, ...
    ... presionada también por las palabras de su amiga Almudena, se deshizo de su bata acomodándola con su consabida elegancia sobre el asiento de una de las sillas y dándome la visión completa de su espalda, en completa ausencia de tatuajes mas no así de unas diminutas pecas, en sus hombros, unos tres lunares adornando un omoplato, y unos pocos y finos vellos oscureciendo la zona sacra.
    
    Martha también dio los pasos necesarios para subir los peldaños e inclinarse tanto para resguardar su desnudez dentro del agua, que ya no me quedó duda alguna de la dureza de sus glúteos, la esbeltez de sus piernas bien formadas y la imagen posterior de la línea que dividía en partes iguales su entreabierta vagina.
    
    Ni modos, era ya mi turno y sería estúpido de mi parte rehusarme entrar al jacuzzi con aquellas dos magníficas mujeres. Y recordando aquel viejo refrán… «Cuando a Roma fueres, haz como vieres», dejé mi móvil sobre el cristal de la mesa y me despojé de la toalla, colgándola sobre el espaldar de una silla y con una franca sonrisa por vestidura, me metí dentro de aquel tentador y relajante jacuzzi.
    
    Y así era, agua templada y en la superficie, flotando una capa gruesa de espuma blanca con sus miles de burbujas tornasoladas. Al contrario de lo que ustedes pensaran, no me encontraba excitado al estar allí junto a esas dos mujeres encantadoras. Por el contrario me sentía cohibido, no tanto por el tema de compartir mi desnudez con ellas, si no por el hecho de hacerlo sin la presencia de mi ...
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