El regalo: Un antes y un después (Vigésima parte)
Fecha: 06/08/2023,
Categorías:
Infidelidad
Autor: DestinyWarrior, Fuente: CuentoRelatos
... muy bella. Se nota a leguas de dónde has sacado tu hermosura.
—Gracias jefe, respondí un tanto apenada. Pero igualmente, sus padres son muy amables y los hijos suyos también son muy bellos. El pequeño es idéntico a usted y la niña, ella debe ser muy parecida a su madre. —Le terminé por decir. La sonrisa en su rostro admirando la fotografía la mantuvo, pero su dedo índice… Ese lo paseo por encima de la figura de su esposa, como si la acariciara.
Sentí pena por él y recordé las palabras de mi esposo. Si quería ayudar a mi jefe debía intentar reunirlos de nuevo, procurar que por fin hablaran y de ser posible que visitaran a un especialista en esos temas de parejas.
—Ehhh, y carraspee dos veces. —¿Jefe? Quizás a la salida podríamos hablar un rato. ¿Me aceptaría tomar un café por ahí? Ehhh, claro que… Sin que las muchachas se den cuenta. —Y don Hugo me miró extrañado por mi intempestiva propuesta.
—¿Me estas invitando a salir Silvia? —Me preguntó.
—Pues… Sí señor, pero que yo escojo el sitio esta vez. Y salí de allí, sonriéndole pero sin esperar su respuesta.
Nos mantuvimos ocupadas todo la mañana sin embargo muy puntual a las diez hablé con mi esposo, comunicándole que saldría con mi jefe a tomar un café a la salida y hablar como lo habíamos acordado. Sin embargo a la hora del almuerzo Magdalena emocionada me recordó la cita en el spa y por supuesto me turbé.
—Humm, lo siento Magda, pero hoy no va a poder ser. Mi madre tiene un compromiso esta tarde y debo ...
... recoger a mis hijos. ¿Podrías reprogramarla por favor? —Magdalena no hizo buena cara pero finalmente me comprendió y el resto de la tarde pasó sin contratiempos, las tres trabajando y don Hugo de vez en cuando subía al piso de la dirección general, se demoraba un poco y de nuevo regresaba. Yo entraba a su oficina con carpetas y folders en mis manos para que el revisara, firmara algunos documentos y luego cruzando miradas, sonreíamos como un par de cómplices, que ocultaban a los demás su próximo golpe. Amanda ocupada en los archivadores ni se daba cuenta y Magdalena de vez en cuando levantaba su mirada de la pantalla del ordenador y se sonreía, subiendo y bajando sus cejas de manera curiosa.
Media hora antes de la salida, me arreglé con rapidez y encaucé mis pasos hasta la oficina de mi jefe para decirle que saldría un poco antes y le enviaría la ubicación para encontrarnos sin ser observados por mis compañeras de oficina o alguien de la compañía. Le guiñé desde la puerta un ojo despidiéndome de él y posteriormente de Amanda y de la señora Dolores. A Magdalena no la vi por allí, tal vez se encontraba en el baño o en el piso superior. Y me fui fingiendo apuro.
Salí del edificio caminando hacia la esquina próxima para pasar a la otra acera. Tenía tiempo así que mientras esperaba a que pasaran los minutos, busqué una banca donde sentarme y encendí un cigarrillo. Necesitaba pensar en cómo iniciar el dialogo con mi jefe para que fluyera en él, la necesidad de recomponer la vida ...